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No he de callar, por más que con el dedo
ya tocando la boca o ya la frente,
silencio avises o amenaces miedo.
¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
Hoy sin miedo que libre escandalice,
puede hablar el ingenio asegurado
de que mayor poder le atemorice.
Francisco de Quevedo y Villegas (España, 1580-1645)
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