Las semillas, en los barrios. En los jardines de Sol se queman

Si bien es cierto que las revoluciones las hacen los pueblos o no son tales, tambien es verdad que no es posible hacer una revolución —si entendemos por ello un giro político radical que dé un vuelco a las relaciones de poder en una sociedad determinada— si no existe una parte consciente de ese pueblo que disponga de una organización y de una estrategia transformadora clara. «Sin organización no viven las ideas» decía nuestro filósofo de cabecera Antonio Gramsci. La historia de las revoluciones que en el mundo han sido así nos lo enseña. Y la historia de las rebeliones y amotinamientos populares fracasados, también nos lo demuestra.

Hace tiempo decíamos aquí que denominar “revoluciones árabes” a los levantamientos populares contra las tiranías en Túnez o Egipto nos parecía erróneo porque no se correspondía con lo que estaba pasando en realidad. De hecho, ni en Túnez ni en Egipto han cambiado sustancialmente las relaciones de poder y, en el caso de Egipto, la Junta Militar que gobierna no hace más que implantar nuevas leyes contra los trabajadores y sus derechos (precisamente el detonante de las protestas). Más erróneo aún nos parecía denominar “revolución” a una rebelión reaccionaria como la de Libia, cuyos rebeldes (con dirigentes entrenados y financiados por los servicios secretos de EEUU) están sirviendo de criminal coartada a los bombardeos de la OTAN al servicio de intereses económicos imperiales.

Bomba de relojería

El 40% de desempleo juvenil en España es una bomba de relojería. En 2010 destacados dirigentes del establishment económico y financiero mundial ya advertían de que en nuestro país existía el caldo de cultivo apropiado para una revuelta social. Tras una movilización obrera cuyos principales sindicatos convocantes no pudieron, quisieron o supieron mantener, algo se empezó a mover en el subsuelo, por donde pasan también las redes de Internet. La llamada Ley Sinde —impuesta por una Embajada extranjera con la complicidad necesaria del partido del gobierno— y las sucesivas medidas de recorte de derechos sociales a los trabajadores tras la Huelga General, dictadas por los grandes empresarios y banqueros al gobierno de Zapatero en contra no sólo de la opinión, sino también de los intereses de la inmensa mayoría de la sociedad española, fueron los principales argumentos de una rebelión larvada desde hacía ya tiempo. Todo ello en un país como España, en el que llevamos décadas sufriendo una cruenta lucha de clases con un solo contendiente debido a que toda política gubernamental desde 1982 (inicio del régimen PSOE-PP) se ha centrado en debilitar a un movimiento obrero que hoy aparece cautivo o desarmado.

En estas circunstancias, todo esto vino a desembocar en la convocatoria de unas elecciones autonómicas y municipales en mayo de 2011. Una campaña que los partidos de turno que defienden el sistema preveían como un simple trámite para el traspaso del poder de uno a otro, que todo cambiara para que todo siguiera igual, acabó convirtiéndose en una movilización social que ha puesto a prueba y ha agitado los cimientos del propio sistema bipartidista y las mentes adormecidas de la mayoría.

¿#spanishrevolution?

Con Madrid a la cabeza, grandes movilizaciones cívicas han puesto en cuestión el modelo político en todo el país. Lo han puesto en cuestión pero no han conseguido removerlo, sólo agitarlo. Por una parte (y por mucho que algunos hablaran de #spanishrevolution), las reivindicaciones planteadas, si bien justas, se caracterizaban por una carencia de partida: una valoración parcial del origen de los problemas causantes de las propias movilizaciones por parte de sus convocantes. Al margen de los buenos deseos, que nadie pone en duda, la realidad que ha trascendido a la opinión pública ha sido una crítica genérica e indiscriminada a la política y a los políticos que, como han escrito algunos analistas de izquierdas estos días, recuerda mensajes populistas (cuando no de ultraderecha) y olvida el factor principal: la lucha de clases. Quienes hablan de “clase política” olvidan (o no saben) que el origen de las clases sociales está en la economía, en quiénes controlan —y quiénes no— los medios de producción. Y que es la economía la que define la política y no viceversa. La base de la corrupción del régimen político autodenominado “democracia española”, y de su propio proceso de degeneración e insostenibilidad más allá de la parodia mediática actual en que se ha convertido, es que el poder económico, ya sin caretas, ejerce su dictadura a través los partidos que tienen responsabilidades gubernamentales, PSOE y PP, convirtiendo a éstos en el brazo ejecutor o puño de hierro de la dictadura de “los mercados” sobre la política. Las fotos de Botín y cía. reunidos en el Palacio de la Moncloa para dictar sus políticas al presidente del Gobierno y a la ministra de Economía es suficientemente ilustrativa y no vamos a abundar en ello.

Ha quedado claro además, y en ello coinciden la inmensa mayoría de los analistas independientes del poder, que en el origen de esta crisis está la aplicación de políticas económicas de derecha extrema o neoliberales que no han hecho otra cosa que empobrecer a amplias capas de los trabajadores y de los pequeños empresarios para aumentar la concentración del capital; es decir, el poder real en cada vez menos manos. Como decía el profesor José Luis Sampedro, no le demos más vueltas: “el debate sigue estando entre ricos y pobres. Nada más”… y nada menos.

Todo esto parece que se está olvidando por parte aquéllos que ejercen el papel de “portavoces” de facto del movimiento de indignados en España. Un movimiento que dice no tener portavoces, pero que en relidad sí los tiene: son aquéllos que hablan en los medios de comunicación y controlan las webs y redes sociales en última instancia. Y ésta es quizá la causa de que el propio movimiento esté derivando a algo que es difícil calificar, a no se sabe muy bien qué.

La fecha clave del día de las votaciones, el 22 de mayo, hemos visto síntomas de que algo fallaba de forma estrepitosa. Mientras los medios de derecha y extrema derecha (la gran mayoría en España) propalaban la falsedad de que el movimiento #nolesvotes pedía la abstención; algo que, sin duda beneficiaba sobre todo al PP (cuyos votantes nunca se abstienen), nadie en las acampadas, empezando por la de Sol, puso el acento en llamar a la movilización de los indignados para que fueran a votar. La febril batería de diversas actividades y asambleas propuestas para ese día y el anterior de reflexión (incluyendo la plantación de hortalizas en la Puerta del Sol) no incluía un solo llamamiento al voto responsable de los ciudadanos para frenar el poder municipal y autonómico de PP-PSOE y de CiU en Cataluña, el #nolesvotes originario que aglutinó a cientos de miles de ciudadanos en torno a este movimiento plural. El supuesto “apartidismo” ha devenido así en simple apoliticismo, confundiendo no inclinar la balanza a favor de la/s fuerzas políticas defensoras del movimiento con no tomar partido. En torno al día 22 de mayo, los que tenían en sus manos los teclados de la Puerta del Sol “aclararon” que “ellos” no pedían el voto para nadie ni no votar a nadie ni votar en blanco ni votar nulo ni abstenerse. O sea, nada.

Este “ecosistema autosuficiente”, con plantaciones incluídas, ha sido muy propicio para que en él surjan y arraiguen espiritualistas, conspiranoicos, izquierdistas (en el sentido leninista del término, como enfermedad infantil de la izquierda), místicos trasnochados y toda una panoplia de gentes que literalmente se representan a sí mismos y no hacen otra cosa que desprestigiar y hacer desaparecer todo atisbo de seriedad al movimiento ante la mayoría de lo que podría ser su base social.

A pesar de todo lo anterior, la respuesta del pueblo de Madrid en las urnas no se puede calificar como descorazonadora. PSOE y PP ha perdido decenas de miles de votos tanto en la capital como en la Asamblea autonómica y el mapa bipartidista se ha debilitado en favor de opciones diferentes a éstos tanto a la derecha como en la izquierda. A escala nacional el voto bipartidista también ha retrocedido. Si en estas condiciones tan precarias ha sido así, no podemos evitar pensar qué hubiera ocurrido si los que pudieron dar un pequeño empujón y no lo hicieron, hubieran hecho o dicho algo con relación a las urnas… La historia sólo la escriben los valientes y los audaces.

El énfasis que desde el principio se ha puesto por parte de los que manejan la megafonía y los teclados de que aquí no hay banderas (especialmente si son tricolores) no se corresponde con el cobijo que se ha dado desde un principio a sectas política y científicamente irracionales que no sirven para otra cosa que desprestigiar y disolver el movimiento.

Si la gente consciente y realmente organizada y transformadora, lo que se ha dado en llamar la izquierda real y que sí representa a cientos de miles, no es capaz de reconducir esta situación, mucho me temo que la deriva actual continuará y el viaje a ninguna parte emprendido finalizará cuando los medios de comunicación dejen de soplar las velas.

‘Un hombre, una mujer, un voto’

Consideramos imprescindible que las acampadas se disuelvan cuanto antes, que se haga desaparecer todo rastro de elementos irracionales infiltrados en el movimiento y que la estructura organizativa piramidal desde el vértice que impera hasta ahora sea invertida. Debería desaparecer también toda esa panoplia de comisiones espiritualistas e irracionales, así como todos esos talleres donde nada se fabrica; todo eso sólo sirve para perder el tiempo y como excelentes maniobras de distracción al servicio, por acción u omisión, de los adversarios del movimiento. Deberían ser, a partir de ahora, las asambleas y estructuras organizativas que se creen en los barrios las que tendrían que redefinirlo todo de abajo arriba y no de arriba abajo, como hasta ahora. Y son estas asambleas territoriales, mediante consultas verdaderamente democráticas, las que deberían establecer una serie de propuestas de cambio ligadas a la realidad política y económica del país y no al margen de ella. Esa caricatura de soviet supremo que algunos han montado en la Puerta del Sol —y que nadie ha elegido— debe ser disuelto y dar paso a asambleas locales que generen una verdadera estructura participativa y democrática desde abajo. A partir de ahí, que nadie dude que podrían surgir verdaderos líderes populares —que ahora no hay, por cierto—, como así ocurrió durante los años de lucha contra el franquismo en las fábricas, en los campos y en los barrios.

La dura batalla por imponer un sistema electoral basado en el principio “un hombre, una mujer, un voto”, que sustituya al actual fraudulento, y recuperar el impulso de las reivindicaciones laborales y sociales frente a los recortes habidos —y por haber— y contra quienes los dictan y los imponen (banqueros y grandes empresarios y sus partidos, respectivamente) deben ser, según nuestra modesta opinión, los dos principales argumentos de un amplio y plural pero unitario movimiento cívico y popular que no debería morir antes de nacer, porque es necesario.

Texto: Paco Arnau / Ciudad futura

18 pensamientos en “Las semillas, en los barrios. En los jardines de Sol se queman

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  2. Y justo cuando la ortodoxia comunista iba a imponerse, giras el timón y criticas la caricatura de Soviet Supremo de Sol y planteas un movimiento descentralizado. ¡Muy bien! Además, abundas en un aspecto que desde #acampadasol, #democraciarealya, #15m o cualquier organización que haya tenido algo que ver con este embrollo se ha menospreciado y negado siempre: la existencia de líderes. No somos una mente colectiva. Necesitamos líderes. O, por lo menos, portavoces. Está en el ADN de nuestra especie. Las organizaciones acéfalas al estilo Anonymous pueden ofrecer mucho en el terreno del combate al orden establecido, pero para moverse hace falta quien señale el camino. Es eso o evolucionar a otra cosa distinta de Homo sapiens.

    • @Iván: Pero si es que lo que están haciendo algunos nada tiene que ver con esa «ortodoxia», esa es la caricatura del comunismo clásico. Marat o Saint-Just (o el injustamente denostado Robespierre, ‘l’Incorruptible’) no montaron la Asamblea Nacional de la República antes de tomar la Bastilla, Lenin no montó ningún Soviet Supremo sin que antes se hubieran desarrollado, fortalecido y alcanzado el poder los soviets de obreros, campesinos y soldados locales. Luego todo puede degenerar… o no, pero en principio eso se hizo bien con esa «ortodoxia» que dices (no su caricatura distorsionada y manipulada). Los edificios se construyen desde los cimientos, ¿no?. Por eso fueron revoluciones triunfantes que se impusieron a poderosos, los más poderosos enemigos imaginables en su época… y cambiaron de verdad la faz de la Tierra.

      Y sí, efectivamente, no somos hormigas ni abejas; como nuestra mente no es colectiva, hacen falta cerebros evolucionados en toda organización social humana, también en los procesos revolucionarios. [editado]

      • XD Lo de la «ortodoxia» era exactamente lo que dices, una ironía. Como es una ironía que (al menos de momento) el curso de acción escogido por el ministro del Interior haya sido el óptimo para proteger los intereses del sistema. ¿De verdad es tan inteligente ese hombre? Pero divago: ignoro si la solución a los problemas actuales de la sociedad pasa por un comunismo de nuevo cuño, una democracia directa avanzada («2.0», podríamos llamarla para picarte, fundamentalmente) o alguna otra cosa. Pero lo que está claro lo has dejado escrito: desde abajo. Siempre desde abajo.

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  7. Igual el paradigma de todo esto es que pedimos una des-centralización de las ideas, no creo en un solo cerebro creo en muchos y diversos. En la mayoría con divergencias a cada cual mejor no peor, para eso esta la democracia porque la mayoría suele tener mejor gusto, que cuantos mas mejor, que unos pocos que piensan que representan a unos muchos. Porque cerrar las ideas, abramoslas tenemos la herramienta o canal perfecto (Internet) porque no tenemos todos un correo (e-mail) que venga con nuestras obligaciones como el DNI donde nos llegue por referéndum los temas que se debatirán políticamente y esos pocos deberán de defender los intereses de muchos que votaron. quitemos la carga de voto que nos obliguen a involucrarnos un poco mas en nuestro futuro, Un DNI un voto, ¿Pero solo cada 4años? vivimos mucha mas rápido que todo eso ¿no creéis?

    Por cierto grandisima contribución la tuya en la «#nube» me cae la baba, mucha y muy buena sabiduría, volcada en tus palabras, gracias

    Un abrazo
    Nacho

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  10. Precisamente por lo que comentas en los primeros parrafos, es importante que el movimiento 15M, o la llamada SpanishRevolution se concentre en pocos objetivos que sean muy contundentes y que, si se consiguen, nos lleven a resolver el numero tan importante de problemas. Como recogia en mi blog esta mañana (ver http://sisoyno.blogspot.c om/2011/05/listas-abierta s-una-necesidad-imperiosa .html ) algunas de las reclamaciones mas obvias podrian resolver nuestros problemas economicos. Y como bien apuntas, el problema economico es uno de los temas que mueve a la gente a la revolucion (aunque un poco tarde a mi parecer)

    Seleccionar unas pocas reivindicaciones y exigirlas hasta el final es lo que nos llevara al triunfo

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  13. Desde Mérida-Venezuela Ustedes allá y nosotros aquí. Aquí empezó la masturbación sobre la corrección de la democracia hace doce años, y se sustituyó a las lombrices blancas que, hoy están convertidas en rojo puta. Los políticos de profesión son como Barack Obama, un político sin ombligo que, no lo parieron, sino que lo evacuaron.

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