«Porque la avaricia rompe el saco, como deberíamos haber comprendido con esta crisis, (…) vivimos en un sistema donde se pretende que entre todos protejamos los intereses de los bancos y de las grandes multinacionales con la esperanza de que un día nos den trabajo por las migajas de sus ganancias». (…) «La filosofía de la cultura libre, heredada del software libre, es la mayor demostración empírica de que una nueva ética y una nueva empresa son posibles».
Del 29 de octubre al 1 de noviembre se celebra en Barcelona el Foro de Cultura Libre que, según sus organizadores, pretende ser «un espacio de elaboración de propuestas desde la sociedad civil para presentar la opinión de la ciudadanía frente al debate sobre la privatización de la creación y la propiedad intelectual y su incidencia en el acceso al conocimiento, la creación y distribución del arte y la cultura».
A lo largo de cuatro días el Foro desarrolla un amplio plan de trabajo: celebración de los oXcars (2ª edición del certamen de Cultura Libre), presentación pública de experiencias, grupos de trabajo en torno a los temas claves del Foro para analizar y definir reivindicaciones y estrategias, y —como colofón— una sesión plenaria el 1 de noviembre para discutir y unificar reivindicaciones y conclusiones por medio de una «Carta final». Más de 200 participantes de todo el mundo se han desplazado a la capital catalana para asistir al Foro, lo que —según sus promotores— convierte a Barcelona en estos días en «la capital mundial de la cultura compartida».
‘A cada cual según su capacidad, de cada cual según su trabajo’
Los organizadores del Foro de Cultura libre afirman su apuesta por una alternativa económica y ética al actual sistema, basada en el intercambio y la democratización en el ámbito de los conocimientos:
«Porque la avaricia rompe el saco, como deberíamos haber comprendido con esta crisis (…) vivimos en un sistema donde se pretende que entre todos protejamos los intereses de los bancos y de las grandes multinacionales con la esperanza de que un día nos den trabajo por las migajas de sus ganancias». (…) «La filosofía de la cultura libre, heredada del software libre, es la mayor demostración empírica de que una nueva ética y una nueva empresa son posibles, ha creado ya un espacio productivo alternativo que funciona, (…) donde el autor-productor no pierde el control de la producción y no necesita intermediación de grandes monopolios, apuesta por iniciativas autónomas en relación solidaria con otras, por el intercambio según las capacidades y las posibilidades, por la democratización del conocimiento, del aprendizaje y de los medios de producción, por la abundancia en lugar de la escasez y por las ganancias repartidas de forma justa según el trabajo».
Y su compromiso con las nuevas formas de intercambio y uso público de la información y la cultura que ha supuesto el desarrollo de la red Internet —que definen como una «nueva democracia»— frente a los intereses monopolísticos que actúan bajo la única lógica del beneficio privado:
«Los tiempos han cambiado, Internet posibilita el intercambio horizontal de información y de cultura entre todos los ciudadanos; y los medios de producción cultural deben adaptarse a esta nueva democracia y no al revés. (…) Lo que nos estamos jugando no son simplemente los dividendos económicos, sino la propia concepción de la cultura y el derecho al acceso a la información (que nos ha costado unos cuantos cientos de años conseguir). La Cultura se da por la imitación y la copia. En la era digital y de la comunicación, lo digital son nuestros recuerdos y nuestra forma de comunicación, es la materia de la que está hecha nuestra memoria. La sociedad civil reclama el lucro cesante de todo el conocimiento que se está reteniendo y sustrayendo al uso público en nombre de beneficios privados. Estamos destruyendo un monopolio».