De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Furkan Dogan (estudiante de 19 años nacido en EEUU; iba a estudiar Medicina el curso que viene; según la autopsia¹ recibió cinco disparos a muy corta distancia: dos en la cabeza, dos en una pierna y uno en la espalda; deja padre, madre y dos hermanos), Necdet Yildirim (trabajador de IHH —ONG turca de ayuda humanitaria— de 32 años, deja mujer y una pequeña, Melek, de 3 años), Cevdet Kiliçlar (trabajador de IHH de 38 años, periodista y fotógrafo; recibió un tiro en la cabeza a corta distancia; deja mujer y dos hijos → sus trabajos en Flickr), Alí Haydar Bengi (comerciante de 39 años, licenciado en Literatura Árabe por la Universidad de El Cairo, deja mujer y cuatro hijos), Fahri Yaldiz (bombero de 43 años, deja mujer y cuatro hijos), Cengiz Akyüz (41 años; en la imagen, con su hija abrazada a él; deja mujer y tres hijos), Cengiz Songür (47 años, deja mujer y siete hijos), Çetin Topçuoglu (54 años, entrenador de la Selección Nacional de Taekwondo de Turquía y ex-futbolista, deja mujer —uno de los supervivientes de la matanza— y un hijo → su página en Facebook) e Ibrahim Bilgen (61 años, destacado miembro de la Cámara de Ingenieros Electrónicos de Turquía; según la autopsia recibió cuatro disparos: en la sien, en el pecho, en la cadera y en la espalda; deja mujer y seis hijos).
El Estado corsario de Israel —como un asesino en serie— ha añadido nueve nombres a su larga lista de asesinatos confirmados², sumando a su macabra cuenta ocho viudas más y 28 nuevos huérfanos. Esta vez el perfil de la víctimas y el modus operandi han variado: no han sido hombres, mujeres o niños palestinos los asesinados impunemente mediante bombardeos indiscriminados con la colaboración necesaria o el silencio cómplice de las potencias occidentales. Eran activistas solidarios turcos integrantes de la Flota de la Libertad, abordada a sangre y fuego en aguas internacionales por transportar un cargamento de ayuda humanitaria para los hombres, mujeres y niños que a duras penas sobreviven en la mayor cárcel del planeta: la Franja de Gaza. Pero la nacionalidad de los asesinados en este bárbaro acto de piratería israelí no es lo más destacable del perfil de las víctimas. Como proclaman desde Cultura y Paz, asociación a la que pertenecen dos de los tres españoles de la flotilla internacionalista:
«Hoy más que nunca todos somos y nos sentimos palestinos. Los activistas turcos […] de la flotilla a Gaza, asesinados por el ejército de Israel, serán siempre palestinos».
A pesar de que los asesinos nos hayan arrebatado sus valiosas vidas, que sus rostros y su noble ejemplo queden grabados en nuestra memoria. Sea para los nueve un clavel tan rojo como su sangre derramada por la más digna de las causas, la solidaridad con el pueblo palestino.
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Si uds. pueden hacer llegar las condolencias a sus familiares, amigos y voluntarios que colaboraban con ellos. Es duro decirlo pero su muerte, como por desgracia de otros ciudadanos palestinos y de otras partes del mundo, ha ido abriendo el cerco de información, no tan sólo político y militar, contra el sufrido pueblo palestino que desde hace varios lustros ha padecido la desgracia de la instalación arbitraria del Estado Israelí, y posteriormente su política racista y de genocido. Espero que los ciudadanos honestos y preocupados por el progreso social, conjuntamente con judios ajenos a esas prácticas hagan avanzar las transformaciones políticas que necesita el medio oriente.
Como bien dices, desgraciadamente sólo hechos como estos consiguen abrir alguna grieta en el sólido «muro» de manipulación informativa al servicio del Estado de Israel vigente en la mayoría de los medios occidentales… un precio demasiado alto el que se ha de pagar para que difundan la realidad y no, como es habitual, noticias prefabricadas o manipuladas.
Para envío de mensajes de solidaridad, enlaza con la página de la web de Cultura y Paz que encabeza los comentarios:
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Un saludo.