1.440 minutos

La vieja piel de toro, España, ha sufrido golpes de Estado, epidemias y guerras civiles catastróficas (muchas), ha vivido amotinamientos y revoluciones (pocas)… y todavía hay algunos que buscan excusas para no detener el país 1.440 minutos ante la mayor agresión a los derechos de los trabajadores en las últimas décadas de nuestra historia, la llamada Reforma Laboral.

Otros ni siquiera buscarán excusas: con pasmosa e indolente simpleza se mostrarán indiferentes. Ante un panorama mediático censurado y manipulado en esta parte del mundo, cuya única ventana a la realidad real es el cíberespacio, serán cientos los blogs personales o de temática general en nuestro país que hoy y mañana seguirán impasibles, hablándonos de la última versión de un sistema operativo, del último gadget electrónico o del último vídeo para descerebrados que lo peta en la red mientras los derechos conquistados por las generaciones que nos precedieron son aplastados con la coartada de la crisis, poniendo en peligro nuestro futuro y el de nuestros descendientes. No es nuestro caso. Así que a lo largo del día de hoy nuestra obligación será remover conciencias, aún desde la modestia de nuestros medios. Y es que mañana nos jugamos mucho.

La indiferencia en este cruce de caminos de mañana es una ruta suicida. Somos muchos —la inmensa mayoría— frente a una minoría (el poder económico y financiero) que con su inconmensurable e insaciable afán de lucro y privilegios pretende hacer retroceder las relaciones laborales al capitalismo salvaje del siglo XIX —al Londres victoriano que tan magistralmente describieran Charles Dickens o Karl Marx— mediante el despido libre y el abaratamiento de la fuerza de trabajo para disminuir sus costes de producción y elevar sus beneficios en un nuevo panorama laboral cuyo protagonista son páramos de millones de parados y antiguos «yacimientos de empleo» abandonados a la suerte de «los mercados» y sus especuladores; dando al traste con las grandes conquistas sociales de más de un siglo y medio de lucha obrera en Europa (pensiones, seguridad social, servicios públicos universales y gratuítos, etc.)

La crisis como coartada, la paradoja como ‘argumento’ y los ‘socialistas’ como ejecutores

La coartada y el mensaje es la crisis y sus principales herramientas la incultura y un férreo control de unos medios de comunicación de masas, públicos o privados, que transmiten sumisa y unánimemente su «pensamiento único». La realidad está superando a los géneros de la ciencia ficción apocalíptica o a las ucronías políticas de futuros estremecedores, que en décadas pasadas nos presentaba un mundo depauperado, empobrecido y controlado por grandes corporaciones que disponían a su antojo de vidas y haciendas. Vivimos en un país, España, en el que la jefatura del gobierno de facto y la política económica y laboral la detentan y dictan, respectivamente, el poder financiero (los bancos) y los grandes empresarios. Las instituciones democráticas se han convertido en el escenario de un ínfimo bodevil (con muchas escenas parlamentarias de mal gusto) en el que las fuerzas políticas del sistema (socialistas, populares y nacionalistas) representan algaradas y peleas bufas para, a la hora de la verdad —como es el caso de la huelga general convocada para mañana—, unirse en bloque frente a su común adversario: el movimiento obrero… ese fantasma que, a pesar de los pesares y mal que les pese a algunos, aún recorre Europa.

Vivimos en un mundo en el que unas decenas de grandes corporaciones multinacionales en manos de unos pocos sujetos ya controlan más de la mitad de la economía global (PIB mundial) frente a los estados y las empresas públicas, donde a las guerras de agresión y de rapiña de recursos para esas mismas corporaciones —con cifras de civiles muertos que superan el millón desde que se iniciara esta década— nuestras ministras y los medios de comunicación les llaman «misiones de paz». O donde se afirma sin rubor que una reforma laboral que abarata y facilita el despido tiene como objetivo evitar despidos y crear empleo (dicho por un tal Zapatero y una tal Pajín)… El 1984 de Orwell, aunque con más de dos décadas de retraso, finalmente está llegando… aunque bien es verdad que algunos Big Brothers (& Sisters) parecen más bien personajes de los Marx Brothers o figurantes de una opereta de bufones. Los mensajes del poder en este capitalismo absoluto y rampante se basan en paradojas… Sólo los que leen, como en el relato distópico de Bradbury Farenheit 451, se muestran perplejos y exhiben su rebeldía frente al descarado y descarnado cinismo de la propaganda de guerra del poder —reproducida como un mantra budista en sus omnipresentes medios audiovisuales— que lobotomiza a una masa acrítica que parece no sentir ni padecer.

Vivimos en un continente, Europa, y en un país, España, donde partidos cuyo origen está en el movimiento obrero (los autodenominados paradójica e indignamente «socialistas» o «socialdemócratas») suscriben sin que les tiemble el pulso desde los poderes del Estado los decretos de ajuste más duros contra la clase obrera, medidas ultraliberal-conservadoras en el ámbito laboral que la llamada «derecha» no osa aplicar en otros países (de momento) por temor a estallidos sociales… Y esto no es de ahora, los que leen y recuerdan saben que el recurso del poder al puño de hierro de los socialistas para asestar golpes al movimiento obrero e implementar políticas antisociales existe desde hace décadas, no es de ahora (¿recordamos a los gonzález, a los boyeres, a los solchagas o a los solanas?, ¿o sólo recordamos a los aznares?).

Nos jugamos mucho

A lo largo de los últimos días hemos recopilado en Ciudad futura varias de las muchas razones para ir a la huelga mañana y os invitamos a aportar más con vuestros comentarios… No sobran las razones para detener el país el 29-S, lo que sobran son las excusas o la indiferencia, que es «el peso muerto de la historia y la materia bruta que desbarata la inteligencia» como afirmara nuestro filósofo de cabecera, Antonio Gramsci, en uno de sus escritos para la revista La Città Futura allá por febrero de 1917, unos meses antes de que una de las dos revoluciones que cambiaron la historia de la Humanidad parara el reloj de la servidumbre humana en el imperio más extenso de la Tierra.

Demostremos mañana, todos y cada uno de nosotros, que somos seres inteligentes y no materia bruta; hombres y mujeres orgullosos de ser el producto más destacable de cientos de millones de años de evolución biológica y de miles de años de progreso cultural y tecno-científico de la civilización y no sólo primates bípedos; dueños de nuestro destino y no esclavos de una ínfima minoría de parásitos sociales y de los enemigos del pueblo que los sirven desde los aparatos del Estado y los gobiernos de turno.

Nos jugamos mucho el 29-S. Por nuestro futuro y el de las generaciones venideras, hagamos el supremo esfuerzo de parar mañana este país durante el tiempo que tarda nuestro planeta en dar una vuelta completa sobre su propio eje: 1.440 minutos.

Texto: Paco Arnau, editor de Ciudad futura

[Viñeta: Jaume Capdevila ‘KAP’]
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