Presentamos un interesante y ameno texto del historiador José Gabriel Zurbano, nuestro colaborador de cabecera, sobre los pioneros de la aviación en nuestro país, lo que va a cumplir su primer centenario desde sus inicios allá por los principios de la segunda década del siglo XX si tomamos como punto de partida el ‘Raid aéreo París-Madrid’ de mayo de 1911. Se trata de un tema poco difundido y conocido en la Red y que, por tanto, llama la atención y suscita el interés de Ciudad futura. La aeronáutica en España, a partir de unos tímidos comienzos —como veremos en este texto— se consolidó y desarrolló en las décadas inmediatamente posteriores; hasta el punto de que grandes pioneros en los años 20 y 30 del siglo pasado partieron desde nuestro país para conseguir importantes registros internacionales aeronáuticos y abrir nuevas rutas para la aviación civil hasta entonces inexistentes… pero eso será motivo de posteriores entradas. Empecemos por el principio, tal y como hemos recogido de los testimonios y memorias de algunos de estos pioneros de la aviación en España… [Introducción de Ciudad futura]
Ignacio Hidalgo de Cisneros (Vitoria, 1894-Bucarest, Rumanía, 1966)
Jefe de la aviación republicana durante la Guerra de España, perteneciente a una familia de rancia nobleza vasca y carlista por parte de padre, también noble, y gran terrateniente por su madre; y, en fin, a partir de 1937 militante comunista y miembro del Comité Central del PCE [1], Ignacio Hidalgo de Cisneros y López de Montenegro se casó con Constancia de la Mora (nieta de D. Antonio Maura), quien gracias a la legislación republicana había conseguido anteriormente uno de los primeros divorcios que se pronunciaron en la República Española. La ruptura de Ignacio Hidalgo con sus progenitores fue total, puesto que la familia Hidalgo de Cisneros se negó a recibir a quien —aún siendo nieta del respetable don Antonio Maura— consideraban como vulgar “concubina”. Aquel «drama familiar» sirvió para que Hidalgo comprendiese cómo era la moral formalista condicionada por su entorno social y diera un giro de 180º a su vida. Seguimos las ricas memorias de este personaje y otras fuentes de archivo…
Construcción del ‘A.M.A.’ en 1909
Hidalgo de Cisneros escribe sobre los orígenes de la aviación en Vitoria (Álava, País Vasco), su ciudad natal, allá por 1909: “No recuerdo los detalles ni las razones por las cuales tres señores de San Sebastián vinieron a Vitoria para realizar las pruebas de un avión de su invención llamado A.M.A. (por Ameztoy, Múgica y Azcona)». Escogieron para sus experimentos un terreno situado a unos cuatro kilómetros de Vitoria llamado Campo de Lacua, donde actualmente se encuentra la sede del Gobierno autónomo Vasco.
«Este acontecimiento, pues no cabe duda de que en aquella época probar un avión lo era, tuvo una influencia decisiva en mi vida y en la de mis mejores amigos: Alfaro Ciria y José Martínez de Aragón”, prosigue Hidalgo de Cisneros [2]. El instigador de la aviación en España fue el comerciante francés Leoncio Garnier, afincado en San Sebastián a finales de 1890 a causa de la crisis de la filoxera en los viñedos de su país, lo que hizo que los franceses buscaran los vinos en la zona de Aragón, La Rioja y Navarra. En 1909, junto a los tres socios mencionados, Garnier emprende la construcción de una rudimentaria infraestructura en Vitoria (Campo de Lacua), que se concreta en un primer hangar construido por cuenta del Ayuntamiento vitoriano a instancias de tres personajes guipuzcoanos y un francés residente en Guipúzcoa [3].
Escuela de Aviación Garnier (él en primer plano) en el Campo de Lacua (Vitoria, 1913).
En mayo de 1911 llega a España el Raid París-Madrid, la primera competición aérea de estas características. Vitoria, gracias al entusiasmo de estos vascos pioneros de la aviación, se convirtió en una de las escalas de la prueba. La carrera hasta Madrid la ganó Jules Vedrines… en realidad el único que logró llegar hasta la capital de España, pero de la etapa de Vitoria el ganador fue Eugène Gilbert. La prensa de la época recoge cómo este aviador llegó a Vitoria el 26 de mayo de 1911, no sin antes sortear serias dificultades como atravesar la Cordillera de los Pirineos (la prensa de la época afirma que incluso tuvo que hacer uso de su revólver para espantar un águila que se interponía en su trayectoria de vuelo [¡!]). En las dos jornadas siguientes continuaron llegando aviones a Lacua. El ganador de la etapa tuvo que abandonar la carrera por una avería en el motor y tres días después, tras haber alcanzado Burgos, regresa a Vitoria, embala su aeronave, la factura y se vuelve a Francia con ella en el tren [4].
El aviador Eugène Gilbert en su escala en Lacua observado por un nutrido público de la Escuela de Vuelo de Leoncio Garnier y Heraclio Alfaro en 1911. Como se ve, ya por entonces se decoraba el fuselaje de los aviones. [Fuente: Archivo Municipal de Vitoria (AMV)]
A finales de agosto de 1911, la prensa regional registra como el aviador alemán Karl Weiss voló, realizando diferentes acrobacias sobre Vitoria. Lo que se convirtió en un espectáculo habitual dentro del programa de las Fiestas de la Virgen Blanca de la capital alavesa en los años siguientes, anteriores a la Primera Guerra Mundial. Sigue leyendo