Plutón en alta resolución

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Versión en alta resolución de la imagen captada por el instrumento Long Range Reconnaissance Imager (LORRI) de la sonda interplanetaria New Horizons de la NASA a una distancia de 768.000 km durante su aproximación a Plutón el 14 de julio de 2015. Clic para ampliar (1.785 x 1.717 píxeles)

La estación de ‘Sol’ no está en el centro

De igual forma que el universo real no gira en torno a la Tierra —a pesar de que doctrinas religiosas propalaron tal creencia falsa durante siglos—, nuestra estrella, el Sol, tampoco es el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Tanto el geocentrismo como el heliocentrismo, en este sentido, son igual de erróneos si nos atenemos a la realidad de nuestro entorno más cercano: una galaxia entre las miles y miles de millones que conforman el inmenso Cosmos, «más que granos de arena en todas las playas». El Sistema Solar está ubicado en el llamado Espolón de Orión del brazo de Sagitario de la Vía Láctea, una galaxia con una morfología de aspecto espiral. Tomando como centro de sus coordenadas al Sol, nos encontramos en una región de la Rama o Espolón de Orión del Brazo de Sagitario situada a más de 25.000 años/luz del verdadero núcleo galáctico y a unos 7.000 años/luz de otro de sus brazos espirales principales, el de Perseo. Si la Vía Láctea fuera el sistema de transporte metropolitano de una ciudad como Madrid, la estación de Sol («Puerta del Sol») no estaría en el centro geográfico, como podemos ver en la ilustración superior a cargo del diseñador gráfico Samuel Arbesman. A continuación podéis ver otra imagen, realizada por R. Hurt para el Instituto de Tecnología de California (JPL/NASA), que representa a la Vía Láctea vista desde fuera en un plano perpendicular. Giramos en torno a un núcleo que no conocemos en profundidad. Posiblemente se trata de un agujero negro.

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Un contrato temporal de 30.000 años

Starmus: Un gran espacio para vivir el cosmos

Con escaso eco en los medios de comunicación y sin el apoyo institucional que se merecía un acontecimiento así, del 20 al 24 de julio (aa.i) se ha celebrado al sur de la isla canaria de Tenerife el ‘Starmus Festival’. Aunque los promotores del evento —a la cabeza de ellos el astrofísico de origen armenio afincado en Canarias Garik Israelian, miembro del IAC— le dieron un título que combinaba las palabras “star” y “music”, el eje central del programa de sesiones fue la astronomía, la astrofísica y la cosmonáutica para conmemorar el medio siglo de la hazaña soviética de Yuri Alexéievich Gagarin, el primer hombre en el espacio (1961-2011).

Sin olvidar, claro está, la «música de las estrellas», con la activa participación de Brian May, rara avis en el mundo del rock si tenemos en cuenta que el que fuera guitarrista de mítico grupo británico Queen es también astrofísico. May dió una de las conferencias del programa bajo el título “¿Qué estamos haciendo en el espacio?” y junto a la banda Tangerine Dream (con Pink Floyd a finales de los 60) ofreció el concierto de clausura con algunos temas inéditos que combinaban acordes musicales con ondas acústicas reales provenientes de estrellas como el Sol o Alfa Centauri; la unión de la música, la “expresión más abstracta del arte” con el sonido del cosmos… Un contundente “We will we will rock you!”, el famoso tema de Queen, hizo levantar de sus asientos a todos los asistentes al concierto, incluído al alma del Starmus en primera fila, el también mítico cosmonauta de la Unión Soviética Alexéi Leonov, primer hombre que flotó libremente en el espacio exterior en un paseo extravehicular de 10 minutos allá por 1965 (Vosjod 2) y comandante de la Soyuz en la primera misión conjunta soviético-estadounidense Apolo-Soyuz en 1975.

Un denso programa con un impresionante plantel de ponentes

Resulta difícil tan siquiera intentar resumir el denso programa de sesiones del Starmus. Hubo tardes en las que se relizaron hasta seis conferencias a cargo de figuras tan destacadas como los premios Nobel Jack Szostak (“El origen de la vida en la Tierra”) y George Smoot (“Señales desde el principio”) o los eminentes científicos y divulgadores Richard Dawkings, que nos habló sobre “Exobiología y religión” mostrando afablemente su desacuerdo (filosófico también) con la segunda parte del título de su conferencia; o Michel Mayor, de la Universidad de Ginebra, que nos ilustró sobre los “Planetas extrasolares” descubiertos en los últimos años, “muchos, muy variados y por todas partes”, vino a decir. Mayor también anunció que, gracias a la búsqueda selectiva de exoplanetas en marcha, próximamente serán descubiertos nuevos mundos similares al nuestro en regiones relativamente cercanas del universo. 

De izquierda a derecha: Claude Nicolier, Michel Mayor, Buzz Aldrin y Brian May

A este impresionante plantel hay que añadir los nombres de George Smith (co-inventor del dispositivo CCD de las cámaras digitales actuales), Kip Thorne (físico teórico del Instituto Caltech de EEUU), Robert Williams (presidente de la Unión Astronómica Internacional), Sami Solanki (director del Instituto Max Plank de Alemania), Adam Burrows (astrofísico de la prestigiosa Universidad de Princeton, en la que trabajó Albert Einstein hasta su muerte)… y muchos otros que sería prolijo relacionar con detalle; como George Smoot (Universidad de Berkeley), Leslie Sage (revista ‘Nature), Joseph Silk (Universidad de Oxford), entre otros… Todos ellos hicieron sus correspondientes presentaciones en este denso programa de conferencias del Starmus de sólo cinco días.

Otra destacada presencia fue la de la astrónoma estadounidense Jill Tarter, que intentó, a falta de respuestas verificables, dar pistas sobre una pregunta esencial —incluso existencial— que todos nos hemos hecho alguna vez: “Hay alguien ahí fuera?”. Contact, la novela del gran Carl Sagan también conocida por su versión cinematográfica protagonizada por la actriz Jodie Foster (doctora Arroway), está basada en la vida de Tarter, dedicada hasta hoy en cuerpo y alma a la búsqueda de señales inteligentes procedentes del espacio mediante el Proyecto SETI.

Juntos en el espacio

Coincidiendo con el 50º aniversario del vuelo de Yuri Gagarin, el Starmus puso el también el acento en la presencia de destacados representantes de la Edad de Oro de la cosmonáutica, historia viva de una generación que abrío las puertas del espacio en las décadas de 1960 y 1970. No resulta exagerado afirmar que presenciamos un acontecimiento histórico en España que reunió por primera vez a pioneros del cosmos como el héroe estadounidense Neil Armstrong (Apolo 11), el primer hombre que puso el pie en otro mundo; Buzz Aldrin, quien acompañó a Armstrong en el primer alunizaje; el veterano cosmonauta soviético Victor Gorbatko, con varias misiones Soyuz y Salyut a sus espaldas (con él coincidimos en un funicular que llevaba a la costa atlántica del recinto y gritamos “poyéjali!” cuando arrancó); Bill Anders, que con la misión Apolo 8 llegó por primera vez a la órbita lunar; Jim Lovell, mundialmente conocido por la película ‘Apolo 13’ y la frase “Houston, tenemos un problema” en una difícil misión con final feliz; Charlie Duke, el décimo y último hombre que llegó a pisar la Luna en la misión Apolo 16… Otros menos veteranos como el astronauta de la ESA Claude Nicolier, que nos ilustró sobre los descubrimientos del telescopio espacial Hubble, o Yuri Baturin, cosmonauta soviético con varias expediciones a la Estación Orbital MIr también paticiparon en el Starmus. Echamos de menos a la primera mujer en el espacio, la cosmonauta soviética Valentina Tereshkova, que finalmente no pudo asistir. Acompañada en todo momento por Leonov, Nina Kotenkova, la viuda del ingeniero jefe del programa espacial soviético, Serguéi Koroliov, también participó en el Starmus.

Nina Ivánovna Kotenkova, viuda de Serguéi Koroliov, el ingeniero jefe del programa espacial del URSS (izquierda), y Alexéi Leonov durante una entrevista en la sala de prensa del Starmus

Escenario del acto de homenaje a Yuri Gagarin «50 años en el espacio: Poyéjali» en el Palacio de congresos Magma de Tenerife el 24 de julio de 2011. Una foto que es historia viva de la carrera espacial entre las dos superpotencias, «la mejor y mayor Olimpiada de la historia» en palabras de Leonov: de izda. a dcha., la presentadora rusa del acto, Alexéi Leonov (Vosjod 2 y Apolo-Soyuz, URSS), Bill Anders (Apolo 8, EEUU), Victor Gorbatko (Soyuz-Salyut, URSS), Neil Armstrong (Apolo 11, EEUU), Jim Lovell (Apolo 13, EEUU) y Yuri Baturin (Soyuz-Mir, URSS)

Sin embargo, dos figuras descollaron entre todas y no sólo por la leyenda que les precedía, también por su impresionante calidad humana: Alexéi Leonov y Neil Armstrong. Lograr que el astronauta estadounidense viniera al Starmus no debió ser tarea fácil para la organización. Al contrario que su compañero lunar Aldrin (con el que no coincidió en el evento), Armstrong no alimenta su ego y vive alejado de reuniones públicas y medios desde hace décadas. Que viniera hasta España para “rendir tributo a los nobles hombres que antes fueron sus competidores”, refiriéndose a los cosmonautas soviéticos presentes, fue todo un logro. Armstrong es un tipo tímido y modesto y así nos consta: en los desplazamientos fue en autocar con los demás mortales (participantes, invitados y periodistas); brindó emocionado por Yuri Gagarin en la “cena de gala” del Starmus; destacó los logros de la URSS en el espacio, sin los cuales “no hubiera sido posible el programa Apolo”; se dejó fotografiar con aquéllos que se lo reclamaron a pesar de su evidente timidez… Modestia y generosidad, algo difícil de encontrar en personajes de su talla, son dos palabras que pueden definir con justicia a Armstrong tras conocerlo cara a cara.

Dos grandes pioneros, Leonov y Armstrong, durante la mesa redonda del Starmus «Descubre el cosmos y cambia el mundo». Este acto duró 108 minutos, exactamente el tiempo que duró la misión de Yuri Gagarin desde el lanzamiento de la Vostok 1 hasta el aterrizaje.

¿Qué decir de Alexéi Leonov? Se podría resumir en una sola frase que difundimos en las redes sociales durante las sesiones del Starmus: “Leonov no sólo tiene cara de buena persona, es una buena persona”… por su carácter e incansable trabajo y tenaz entrega. El organizador del evento, Garik Israelian, afirmó en la sesión inaugural que la implicación personal de Leonov fue decisiva para el éxito de la convocatoria. Durante las sesiones fuimos testigos de ello y de la envidiable energía de un hombre de 77 años que asistió a todas las sesiones, atendió a todo el mundo siempre con una sonrisa en la boca y hasta participó en el concierto de rock de cierre, donde los Tangerine Dream interpretaron un tema especialmente compuesto para él. Sólo una frase de «queja» pude escuchar de su boca una de la veces que coincidí con Leonov, y ésta fue en castellano, la lengua universal más apropiada para quejarse: “¡Mucho trabajo!”.

“Descubre el cosmos y cambia el mundo” fue el lema del Starmus. En consonancia con este lema que suscribimos, finalizamos esta reseña con un deseo reivindicado y compartido por Leonov y Armstrong: “Que el XXI sea el siglo en el que la humanidad destierre definitivamente las guerras”.

Texto y fotos: Paco Arnau / Ciudad futura

Leonov (derecha), su hija haciendo las veces de traductora durante la intervención de Buzz Aldrin y quien suscribe estas líneas (izquierda). [Foto: Javier Peláez]

Durante las sesiones del Starmus tuve el honor y el gran placer de conocer personalmente («desvirtualizar») a Javier Peláez (‘Irreductible’, a la izquierda) y a Antonio Martínez Ron (‘Aberrón’, en el centro), dos de los fundadores de Amazings.es, portal de divulgación de la ciencia y el pensamiento racional en el que ‘Ciudad futura’ colabora. [Foto: Alison Hughes]

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Una perspectiva inusual de los paisajes lunares

La sonda lunar LRO (Lunar Reconnaissace Orbiter) de la NASA habitualmente envía imágenes captadas perpendicularmente a la superficie de nuestro satélite, aunque en ocasiones también vista oblicuas que son tan poco conocidas como espectaculares, al permitirnos captar una visión más realista de su relieve. Un verdadero regalo para la vista que compartimos aquí

[Fotos: NASA/GSFC/Arizona State University • Vía: Universe Today]

WISE: Un álbum del cosmos en infrarrojo

Imagen en espectro infrarrojo captada por el telescopio orbital WISE de la nebulosa California (NGC 1499, las bandas verdosas diagonales) y la estrella Menkib en la esquina superior izquierda (junto a la nube roja de polvo estelar), una de las tres más brillantes de la constelación de Perseo [+info e imágenes en alta resolución]

El telescopio espacial WISE (Wide-field Infrared Survey Explorer) de la NASA, lanzado a una órbita terrestre polar en diciembre de 2009, no deja de sorprendernos con las imágenes del universo que nos envía desde que comenzara su misión. La particularidad de este ingenio orbital es que rastrea y capta fotografías en espectro infrarrojo gracias a sus cuatro detectores de un millón de píxeles cada uno, lo que permite obtener detalles hasta ahora nunca vistos. Para que esto sea posible, sus detectores de infrarrojos deben estar libres de interferencias causadas por la radiación que llega a nuestra órbita, razón por la que están ubicados en el interior de un tanque frigorífico con hidrógeno congelado en estado sólido a una temperatura de sólo 15ºC por encima del llamado cero absoluto —0ºK ó −273,15ºC—, la temperatura teórica más baja posible en el universo conocido. Pero ésta su principal virtud es también la razón por la que dejará de funcionar el próximo año, a medida que su refrigerador se vaya calentando. 

La constelación de Orión en espectro visible (izquierda) y en infrarrojo (derecha)

Mientras tanto, el WISE está enviando a los científicos y técnicos que trabajan en la misión millones de sorprendentes fotografías de galaxias, nebulosas, asteroides, cometas y otros cuerpos cósmicos en espectro infrarrojo que van completando un catálogo o mapa del universo a medida que avanza su misión. Muy recientemente, gran parte de estas imágenes han sido reunidas y puestas a disposición del público junto con otros recursos destinados al ámbito educativo o dirigidos más específicamente a astrónomos y aficionados, en este último caso por medio del Centro de Análisis y Procesamiento Infrarrojo de las imágenes de la misión WISE.

Ilustración del telescopio espacial WISE junto a a una imagen en infrarrojo de Edward Wright, el principal investigador de esta misión científica de la NASA.

Gracias al telescopio WISE han sido descubiertos decenas de cometas y miles de asteroides del Sistema Solar, algunos de ellos cercanos a la órbita de la Tierra. En esquina inferior derecha de la imagen, el objeto que vemos «no es un pájaro ni un avión», es el rastro que deja la trayectoria del asteroide 3540 Protesilaos en diferentes momentos de su órbita. La galaxia espiral azulada en esta misma imagen es Messier 74 (NGC 628), situada a más de 24 millones de años/luz de la Tierra. Se cree que en su centro puede haber un agujero negro con una masa equivalente a 10.000 veces la de nuestro Sol. [+info e imágenes en alta resolución]

Para obtener información detallada sobre la misión WISE, visualizar o descargar más imágenes en gran formato, acceder a más recursos o simplemente disfrutar con su impresionante galería multimedia con multitud de nuevas imágenes, recomendamos visitar el sitio web de WISE alojado en los servidores públicos californianos de la Universidad de Berkeley. 

Página de inicio: WISE • Wide-field Infrared Survey Explorer
Galería multimedia: WISE • Multimedia Gallery
Recursos educativos: WISE • Education & Outreach

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Una burbuja flotando y expandiéndose en el Cosmos

«Una burbuja de gas, fotografiada por el Telescopio Espacial Hubble de la NASA, flota serenamente en las profundidades del espacio». Esta burbuja gaseosa es el resultado remanente de la onda expansiva de una supernova, la SNR 0509, una gran explosión estelar en la Gran Nube de Magallanes (galaxia situada a unos 160.000 años luz de la Tierra). La cubierta de esta burbuja de gas tiene alrededor de 23 años luz de diámetro y se expande a más de 11 millones de kilómetros por hora (nada menos que 5.000 kilómetros cada segundo), todo ello según informa la web de la misión Hubble. Esta espectacular imagen es el producto de la combinación de varias fotografías captadas por el Hubble en 2006 y 2010 y acaba de ser publicada el 14 de diciembre. La explosión de esta supernova podría haber sido visible desde el Hemisferio Sur de nuestro planeta hace unos 400 años (en tiempo terrestre), hacia el año 1600; aunque no se han constatado registros históricos de tal evento. A la vista de imágenes como ésta del Universo real, cada día nos resulta más difícil entender cómo todavía hay personas que vanamente se afanan en buscar maravillas en supuestos fenómenos sobrenaturales o imaginarios al albur de religiones o supersticiones. Vivimos en una época en la que la ciencia y la tecnología nos permiten contemplar (ver para creer) acontecimientos naturales que, día tras día, superan —y hasta desbordan— nuestra capacidad de asombro y admiración. Esta imagen de singular belleza es una buena prueba de ello. [Foto: ESA/NASA/Hubble Heritage Team (STScI/AURA)/J. Hughes (Rutgers University)]

+info e imagen en alta resolución: Hubble supernova bubble resembles Holiday ornament
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[Fotografía] Cuando el Sol, la Luna y un avión crean un logo

El pasado 15 de enero un reactor bimotor de pasajeros cruzaba La Luna y el Sol (en ese orden) en el mismo instante en que se producía un eclipse parcial anular sobre Bangkok (Tailandia). Con la de vueltas que le damos los diseñadores gráficos y el tiempo que invertimos en eso de inventar un logo identitario —a pesar de que muchos digan aquello de «eso se hace en diez minutos»—, he aquí que el Sol, la Luna y un avión crean uno en cuestión de segundos; se puede reproducir a una tinta y hasta resulta armonioso… «¡funciona!», como dirían algunos. [Foto: Chaiwat Subprasom • Vía: National Geographic]

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[Fotografía] La Luna creciente y Venus en el cielo de Córdoba

Este instante mágico, captado por el fotógrafo español Isaac Gutiérrez el pasado 11 de septiembre en la ciudad andaluza de Córdoba, fue seleccionado —con todo merecimiento— como la imagen del día de la NASA (Astronomy Picture of the Day) cuatro días después, el 15 de septiembre. Su pie de foto viene a decir lo siguiente: «Algunas veces los cielos pueden ser un espectáculo. (…) la Luna y Venus se reunieron creando esta vista para los amantes del cielo (…). En esta imagen tomada la semana pasada en España vemos una Luna creciente junto al planeta Venus [a la derecha], captados ambos durante la puesta de Sol y posando sobre un cielo azul profundo. En primer plano, unas oscuras nubes tormentosas cruzan la parte inferior de la imagen, mientras una blanca nube yunque aparece por encima. Unas motitas negras, causadas por una bandada de pájaros en vuelo, salpican la imagen». Toda una premonición de la llegada de un otoño que esas bandadas de aves ya anunciaban hace poco más de un mes en las zonas templadas del Hemisferio Norte y, cómo no, en el cielo de la esplendorosa ciudad de los califas. [Foto: Isaac Gutiérrez • Clic en la imagen para ampliar]

[Fotografía] Un turbohélice bajo la Luna de Australia

Protagonistas:
La Luna y un avión comercial turbohélice Dash 8 Q-400 de la compañía aérea nacional australiana Qantas [en la imagen superior]
Autor: Chris ‘Hotspur’
Localización:
Estado de Queensland (Australia)
Fecha (hora):
16 de septiembre de 2010 (17:30, hora local)
Herramientas:
Teleobjetivo
Vixen 103 refractor ED con montura GP y guía SS2K, cámara digital SLR Canon EOS 450D a 250 seg, 200 ISO… y «nervios de acero», según especifica el propio autor de esta magnífica y —añadiríamos— casi irrepetible toma.
Fuente e imágenes originales:
«Plane crossing middle of Moon» (Ice in Space)
Comentarios:

Nos hemos quedado sin palabras.

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