Map of the ISS

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Related post: El mapa de la ISS (Spanish version)

El mapa de la ISS

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En 2014 se han cumplido 5.000 días de presencia humana ininterrumpida en la Estación Espacial Internacional (International Space Station, ISS por sus siglas en inglés), batiendo el registro de 4.592 días de su predecesora soviética, la Estación orbital Mir. Al igual que en el caso del complejo multimodular puesto en órbita por la Unión Soviética en 1986, la principal función de la ISS es la observación, experimentación e investigación tecnocientíficas.

La infografía de gran formato que presentamos pretende cartografiar de manera comprensible la ISS, aportando más de 500 datos explicativos a través de cuatro ilustraciones (módulos presurizados con instalaciones exteriores, estructura, naves y lanzadores). Los diferentes módulos habitables están diferenciados según el criterio de los países donde fueron fabricados. Más allá de este criterio y como también se muestra en la infografía, la ISS se divide básicamente en dos sectores que recuerdan la división geopolítica del mundo durante los años de la Guerra Fría: USOS (U.S. Orbital Segment), a cargo de la NASA —donde se ubican los elementos made in USA y de sus satélites europeos y japoneses— y ROS (Russian Orbital Segment, a cargo de Roscosmos, la agencia espacial rusa), donde están acoplados los módulos de fabricación rusa.

Si tenemos en cuenta su masa de alrededor de 420 toneladas y sus dimensiones, la ISS es una gran obra de ingeniería. Los 109 por 73 metros que ocupa en nuestra órbita son comparables al área de un campo de fútbol, la «unidad de medida» de moda en los medios. La longitud acumulada de sus módulos habitables supera los 110 metros, con un volumen presurizado de más de 900 m³. En ellos, además de multitud de racks de investigación y experimentación científica en las zonas presurizadas, la ISS dispone para sus tripulantes —tres permanentes, seis entre relevos de expediciones— de zonas de ejercicio, dos aseos, seis cabinas individuales de descanso e incluso una «habitación con vistas» a la Tierra, el módulo acristalado Cupola. Poner en órbita un complejo de tal magnitud ha sido posible gracias a su concepción modular y a la construcción progresiva mediante múltiples vuelos entre 1998 y 2011 de lanzadores rusos y —en mayor medida— por las misiones de los retirados transbordadores estadounidenses (Space ShuttleSpace Transport System, STS), como podemos comprobar en la siguiente cronología de lanzamientos de los principales elementos estructurales y módulos.

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Tiangong-1, el primer ‘Palacio celeste’ de China

Presentamos en ‘Ciudad futura’ nuestra última aportación en Amazings.es: 12.000 caracteres, 12 fotos e ilustraciones y 3 infografías sobre la nueva estación espacial de China…

Hace poco más de un año, en agosto de 2010, medios oficiales como la agencia estatal Xinghua o Renmín Ribao (‘Diario del Pueblo’, órgano del CC del PC de China) anunciaban la puesta a punto en su fase final del primer programa de estaciones orbitales tripuladas de la superpotencia asiática, así como que la primera de éstas sería lanzada en el año 2011. Este anuncio coincidía más o menos en el tiempo con otra decisión anunciada por Estados Unidos, provocada indudablemente por la aguda crisis económica que sufre este país desde 2008: la agencia espacial pública NASA retiraría sus transbordadores espaciales en 2011 y suspende su nuevo proyecto de programa tripulado, dejando así de tener capacidad autónoma para enviar astronautas al espacio durante un período aún por determinar… Ambas previsiones se han cumplido en este año en el que conmemoramos medio siglo de presencia de nuestra especie en el espacio, la hazaña del vuelo de Yuri Gagarin (Vostok 1, URSS, 1961).  Sigue leyendo

Soyuz: La nave de la Tierra

Presentamos en ‘Ciudad futura’ nuestra última colaboración publicada en Amazings.es

Referencias y enlaces relacionados:
Ilustración e infografía de la nave Soyuz TMA
https://ciudad-futura.net/2010/03/04/soyuz-tma/
Los colores de la Soyuz
https://ciudad-futura.net/2010/09/12/soyuz-color/
Soyuz TMA-01M: Eficiencia ruso-soviética y puntualidad ‘británica’
https://ciudad-futura.net/2010/10/11/soyuz-tma-01m_iss/
Vadim Lukashevich: Un gran Soyuz FG en 3D
https://ciudad-futura.net/2010/11/18/vadim-lukashevich_soyuz/
Apolo-Soyuz: Encuentro en órbita de dos mundos distintos y distantes
https://ciudad-futura.net/2010/07/17/35-astp/
Amazings: El círculo de tiza de Koroliov
http://amazings.es/2011/05/02/el-circulo-de-tiza-de-koroliov/
A los mandos de una Soyuz
https://ciudad-futura.net/2011/06/03/mandos-soyuz/
Infografía: Lanzador Soyuz FG
https://ciudad-futura.net/2010/02/22/soyuz-fg/
El resplandor de una Soyuz
https://ciudad-futura.net/2010/06/03/soyuz-tma-17/
Eureka: “Soyuz: La nave de la Unión”
http://danielmarin.blogspot.com/2007/11/soyuz-la-nave-de-la-unin-i.html
Reportaje gráfico en Yuriesfera.net: Soyuz TMA-21 ‘Gagarin’
http://www.yuriesfera.net/recursos/soyuz-gagarin/
PTK-NP: El relevo para la Soyuz cuando cumpla medio siglo
https://ciudad-futura.net/2010/09/24/ptk-np_ppts/
Publicado en Amazings.es: Soyuz: La nave de la Tierra

La estación de ‘Sol’ no está en el centro

De igual forma que el universo real no gira en torno a la Tierra —a pesar de que doctrinas religiosas propalaron tal creencia falsa durante siglos—, nuestra estrella, el Sol, tampoco es el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Tanto el geocentrismo como el heliocentrismo, en este sentido, son igual de erróneos si nos atenemos a la realidad de nuestro entorno más cercano: una galaxia entre las miles y miles de millones que conforman el inmenso Cosmos, «más que granos de arena en todas las playas». El Sistema Solar está ubicado en el llamado Espolón de Orión del brazo de Sagitario de la Vía Láctea, una galaxia con una morfología de aspecto espiral. Tomando como centro de sus coordenadas al Sol, nos encontramos en una región de la Rama o Espolón de Orión del Brazo de Sagitario situada a más de 25.000 años/luz del verdadero núcleo galáctico y a unos 7.000 años/luz de otro de sus brazos espirales principales, el de Perseo. Si la Vía Láctea fuera el sistema de transporte metropolitano de una ciudad como Madrid, la estación de Sol («Puerta del Sol») no estaría en el centro geográfico, como podemos ver en la ilustración superior a cargo del diseñador gráfico Samuel Arbesman. A continuación podéis ver otra imagen, realizada por R. Hurt para el Instituto de Tecnología de California (JPL/NASA), que representa a la Vía Láctea vista desde fuera en un plano perpendicular. Giramos en torno a un núcleo que no conocemos en profundidad. Posiblemente se trata de un agujero negro.

Entrada relacionada en Ciudad futura: 
Un contrato temporal de 30.000 años

Burán: Cuando la Unión Soviética superó al transbordador espacial de EEUU

La presente entrada ha sido realizada conjuntamente para su publicación simultanea por Daniel Marín (Eureka) Iván Rivera (brucknerite) y Paco Arnau (Ciudad Futura). Vuestros comentarios serán bienvenidos en estos tres sitios adheridos a la Yuriesfera. Este trabajo común parte de nuestra convicción de que la Red debe servir para colaborar y compartir ideas, conocimientos e iniciativas.

Con el cadáver de la lanzadera espacial de EEUU todavía caliente y el inevitable retorno de los vuelos tripulados a los vehículos con forma de cápsula no reutilizables, se ha hablado mucho acerca de cómo el shuttle era «más complejo de lo humanamente tratable». Dicho de otra forma: el empeño de la NASA en hacer volar sus lanzaderas a pesar de lo dificultoso de asegurar su correcto funcionamiento ¡y del precio de cada vuelo! era una tarea en el límite de lo posible. Si esto fuera cierto, más nos valdría asumir como inevitable el «paso atrás» de confiar todos los vuelos tripulados a las venerables y eficaces Soyuz (y a sus hermanas chinas, las Shenzhou), y esperar al nuevo vehículo americano de entre todos los contendientes posibles, la MPCV (ex Orión), la Dragon de SpaceX o la CST-100 de Boeing. Que, naturalmente para estos tiempos de «regreso al pasado», serán cápsulas tradicionales en el caso de que lleguen a volar.

Muchos de vosotros habréis oído hablar de la lanzadera soviética Burán. Los que hayáis visto fotografías o vídeos de su única misión habréis podido pensar que «los rusos» consiguieron unos planos del shuttle en un despiste de la CIA, se construyeron uno igual, le pintaron «CCCP» en las alas y lo desecharon cuando la Unión Soviética dejó de tener el cuerpo para fiestas –o para cualquier otra cosa. Os equivocáis en casi todo: Burán era efectivamente una copia aerodinámica del shuttle americano, pero al mismo tiempo era un vehículo muy diferente.

«Copiar» un sistema tan complejo como el transbordador espacial no es tarea fácil. En realidad es imposible si no desarrollamos antes las miles de complejas técnicas y tecnologías asociadas a su fabricación. De hecho, el sistema Burán fue la cumbre de la tecnología aeroespacial soviética. Nunca antes en la historia de la URSS —ni siquiera durante la carrera lunar— tantas personas y organizaciones colaboraron para diseñar un vehículo espacial. El Burán fue el proyecto espacial tripulado más caro y complejo de la historia del país.

Ilustraciones del transbordador espacial de EEUU ‘Atlantis’ (izquierda) y de la lanzadera soviética Burán (derecha) en pleno despegue. [Clic en la imagen para ampliar]

Es cierto que el Burán era exteriormente muy parecido al transbordador de la NASA, pero lo que poca gente sabe es que estas similitudes se debieron a un «capricho» de los militares soviéticos. El alto mando de la URSS entró en pánico cuando se enteró de que las Fuerzas Aéreas estadounidenses participarían en el proyecto del shuttle. La USAF tenía pensado usar el transbordador para llevar a cabo decenas de misiones militares al año, algunas desde la base de Vandenberg, en California. Nadie sabía para qué querían los militares estadounidenses un vehículo de estas características, pero había que estar preparado por si acaso. Eran los años de la Guerra Fría y de la política de la respuesta simétrica, que venía a ser algo como «si tú haces algo, yo también lo hago, pero mejor». Los ingenieros soviéticos consideraban que el shuttle era innecesariamente complejo y sugirieron usar otros diseños en principio más eficientes —sin éxito. Los militares, con el ministro de Defensa Dmitri Ustínov a la cabeza, querían su transbordador. Y lo iban a tener costase lo que costase.

Desde el primer momento los ingenieros soviéticos se vieron obligados a replicar la forma de la lanzadera estadounidense. A regañadientes: muchos veían ya en aquel shuttle en proyecto una máquina excesivamente compleja en comparación con el proyecto, en el tablero de diseño desde 1965, de un sistema de lanzadera exclusiva para tripulaciones más pequeña y sencilla denominada Spiral. Sin embargo, los requisitos del ejército no eran algo para ser ignorado; y no existen muchas configuraciones posibles para un «camión espacial». Un ejemplo muestra hasta qué punto la cúpula militar soviética no estaba dispuesta a conformarse con menos que sus homólogos americanos: las famosas alas en doble delta de la lanzadera. Éstas vienen impuestas por un interesante requisito de la USAF: poder lanzar una misión en órbita polar desde la base de Vandenberg, lanzar alguna carga secreta desde la bodega de carga y volver tras una sola órbita, para aprovechar el factor sorpresa de cara al enemigo. Sin embargo, ¡la Tierra gira! Al iniciar su reentrada, la lanzadera se encontraría a alrededor de 2000 kilómetros al oeste de Vandenberg, distancia que tendría que ser cubierta virando y planeando, ya que el transbordador desciende sin motor alguno. La primera versión del transbordador americano tenía unas alas pequeñas, cortas y rectas. Los militares impusieron unas alas grandes con capacidad suficiente para ejecutar un tipo de misión que nunca se llevó a cabo, pero que obligó a reforzar la capacidad de los propulsores auxiliares para elevar todo ese peso muerto hasta la órbita.

Diferentes vistas 3D de la lanzadera orbital Burán y del cohete Energía con el emblema oficial de este programa espacial de la Unión Soviética. [Clic en la imagen para ampliar]

Otros sistemas debieron su configuración a una combinación del «y yo más» de los militares con las leyes de la Física: la distribución del escudo térmico, la forma del morro, las compuertas dorsales… Al final, los ingenieros soviéticos copiaron absolutamente todo lo que, de todas formas, tenía que ser así para obtener una nave con un perfil de misiones oponible punto por punto al del transbordador americano: más militar que civil, flexible en tipos de cargas secretas, maniobrable en órbita para sorprender al enemigo y con capacidad de aterrizaje en diferentes pistas. Eso —y no la pacífica nave científica que ha quedado para las hagiografías— era el shuttle. Hasta que los costes no previstos y la pérdida de dos tripulaciones completas hizo a la NASA entrar en razón. Eso, no lo olvidemos, era también Burán. Y sin embargo… Sigue leyendo

ISS: La nave Soyuz TMA-20 ya está en casa

Tras su desacoplamiento del módulo Rassvet del segmento ruso de la Estación Espacial Internacional (ISS por sus siglas en inglés) a las 21:35 GMT, la nave Soyuz TMA-20 ha aterrizado según lo previsto en la estepa de Kazajistán a las 02:27 GMT del martes 24 de mayo de 2011. En la imagen superior podemos ver el instante en el que el módulo de Descenso de la Soyuz toma tierra. La mayor parte de la nube de polvo que se observa alrededor de la Soyuz se debe a la acción de los retrocohetes de frenado de la velocidad de descenso de la nave, que se encienden de forma automática durante unos segundos para que el contacto final con tierra sea lo más suave posible para los tripulantes. La foto fue captada desde uno de los helicópteros del equipo de rescate. [Foto: Bill Ingalls/NASA]

En el mosaico de imágenes superior, de izquierda a derecha y de arriba abajo: (1) la Soyuz TMA-20 aún acoplada a la ISS momentos antes de su separación para iniciar su vuelo autónomo de regreso a la Tierra; (2) la nave, ya desacoplada del segmento ruso del complejo orbital, contrasta con el negro azabache del espacio exterior y el intenso azul del limbo terrestre; (3) imagen captada desde la ISS de la primera fase de separación de la Soyuz TMA-20 (en el extremo derecho de la imagen, el shuttle Endeavour acoplado a la Estación); (4) Vista general de la Estación sobre la Tierra, tal y como se veía en las pantallas del Centro de Control de Moscú mediante el sistema KURS (KYPC en la pantalla, sistema de cita espacial de diseño soviético) y fue retransmitido en directo por NASA TV. El astronauta italiano de la ESA Paolo Nespoli se trasladó al módulo orbital de la Soyuz para hacer el papel de pararazzo de la misión y fotografiar —desde la ventanilla circular frontal de la nave— por primera vez esta vista de la ISS al completo con el Endeavour y demás módulos y naves acoplados. Se espera que a lo largo de hoy o mañana (según fecha de esta entrada) estén disponibles estas imágenes a todo color y en alta resolución.

De izquierda a derecha los miembros de la tripulación de la Soyuz TMA-20 recién llegados a la Tierra y ya fuera del módulo de Descenso de la Soyuz: Dmtri Kondratyev (Irkutsk, RSFSR, URSS, 1969), comandante de la nave y de la expedición 27 de ISS, de la agencia cosmonáutica federal de Rusia Roscosmos; Catherine Coleman (Charleston, Carolina del Sur, EEUU, 1960), ingeniero de vuelo, de la NASA y Paolo Nespoli (Milán, Italia, 1957), ingeniero de vuelo, de la Agencia Espacial Europea (ESA) [foto: NASA; clic en la imagen para ampliar]. Abajo, cerrando esta entrada, nuestra tradicional ficha de vuelo de la Soyuz TMA-20, ahora completa con la fecha de retorno de la misión ya insertada.

Entradas realcionadas en Ciudad futura:
La Soyuz TMA-20, camino de la ISS tras un lanzamiento perfecto
¿Es un pájaro, un avión, una Soyuz?
La vida da muchas vueltas, Cady
Ficha de vuelo de la Soyuz ‘Gagarin’
‘La Foto’ de la ISS
ISS: Días de tráfico denso y un incidente en ruta
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El lanzador Soyuz hace las Américas

En días pasados (del 25 de abril al 9 de mayo de 2011) han culminado con éxito las operaciones de simulación del lanzamiento de un cohete Soyuz desde su nueva rampa en el Centro Espacial de Kourou en la Guayana Francesa (Sudamérica). El mítico cohete soviético R-7 Semiorka, que lanzó al primer hombre al espacio hace medio siglo y que sigue siendo la base principal de la presencia humana en nuestra órbita, atraviesa así el océano Atlántico para disponer de una flamante rampa de lanzamiento en Sudamérica, destinada en principio para el envío de satélites no tripulados en una etapa superior Soyuz-Fregat. La Agencia Espacial Europea (ESA) y Arianespace gestionarán esta nueva plataforma de lanzamiento después de que en febrero de 2007 comenzaran las obras de construcción de esta compleja instalación para los lanzadores R-7 Soyuz en Kourou. Su primer despegue está previsto para el último trimestre de 2011.

Homenaje a Yuri Gagarin

Así mismo, el pasado 7 de mayo se realizó en estas nuevas instalaciones del Centro Espacial de Kourou una ceremonia de homenaje al cosmonauta Yuri Gagarin a cargo de la ESA. El acto consistió en la colocación de una placa conmemorativa y una piedra de la Rampa de Gagarin del Cosmódromo de Baikonur (Área 1, Gagarinski Start) desde el que partió el héroe soviético a bordo de la nave Vostok 1 hace 50 años. En la imagen superior, representantes de la ESA, Roscosmos (Agencia cosmonáutica federal de Rusia), Arianespace y del CNES (Agencia espacial francesa) durante la ceremonia citada. [Foto: S. Corvaja/ESA)

Reportaje gráfico

Representación artística de un lanzamiento del cohete Soyuz con la etapa superior Fregat desde su nueva rampa en el Centro Espacial sudamericano de Kourou. [Ilustración: ESA • Clic en la imagen para ampliar]

El cohete Soyuz se dirige a la rampa de lanzamiento mediante una vía de ferrocarril de más de 600 metros de longitud.

El vehículo locomotor desplaza el lanzador con la torre de servicio de la rampa de lanzamiento al fondo.

Introducción del lanzador Soyuz en la torre de servicio para su colocación en posición vertical.

Integración de la cofia de una etapa superior Fregat sobre el lanzador Soyuz.

Final de las operaciones de simulación del lanzamiento. El vector Soyuz está «listo para el despegue». [Fotos: S. Corvaja/ESA • Vía: spaceflightnow.com]

Entradas relacionadas en Ciudad futura:
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Luna roja

En los años 60 del siglo XX tuvo lugar un acontecimiento único en la historia de la humanidad. Espoleadas por su enfrentamiento mundial en plena Guerra Fría, las dos superpotencias decidieron llevar su rivalidad al espacio con el fin de intentar poner un hombre en la Luna. La competición finalizaría cuando Neil Armstrong puso un pie en el Mar de la Tranquilidad en julio de 1969. Durante años, la Unión Soviética negó que hubiese participado en la carrera lunar y muchos pensaron que Estados Unidos había competido en solitario. Pero estaban equivocados. La URSS se esforzó por adelantarse al programa Apolo de la NASA… aunque no se puede decir que lo intentara con todas sus fuerzas. Ésta es la historia del programa lunar soviético.

Esta entrada ha sido realizada conjuntamente por Daniel Marín (Eureka) y Paco Arnau (Ciudad Futura). Vuestros comentarios serán bienvenidos en ambos sitios. Este trabajo común parte de nuestra convicción de que la Red debe servir para colaborar y compartir ideas, conocimientos e iniciativas.

Viajar a la Luna

En 1960, la oficina de diseño OKB-1 del mítico ingeniero jefe Serguéi Pávlovich Koroliov había conseguido lo inimaginable. En el transcurso de sólo tres años fue capaz de poner en órbita el primer satélite artificial de la Tierra (el Sputnik), el primer ser vivo en el espacio (Laika) y las primeras sondas hacia la Luna, entre otros muchos logros. El siguiente objetivo era lanzar un hombre al espacio y para ello estaba diseñando un nuevo tipo de nave, la Vostok 3KA (Восток, «oriente»). Todos estos éxitos eran el resultado directo de la enorme potencia del cohete R-7 Semiorka, el primer misil intercontinental de la historia, también obra de Koroliov.

En realidad, en un principio el gobierno soviético no había mostrado ningún interés especial en explorar el espacio. El trabajo de Koroliov debía limitarse a diseñar misiles para los militares, que eran los que pagaban las costosas facturas del proyecto. Pero la impresionante repercusión mediática del Sputnik pronto hizo cambiar de opinión a Jruschov, quien vio en las hazañas espaciales una magnífica oportunidad para promocionar los triunfos del modelo soviético en el mundo entero. Al otro lado del Atlántico, los políticos estadounidenses llegaron a la misma conclusión, aunque quizás un poco más tarde. El espacio se había convertido en el nuevo campo de batalla mediático de la Guerra Fría.

Gagarin y el Apolo

El 12 de abril de 1961 despegaba la primera nave tripulada de la humanidad, la Vostok 1. El vuelo de Yuri Gagarin desataría una serie de acontecimientos que cambiarían la historia de la exploración del espacio para siempre. A veces se habla del «momento Sputnik» para definir la sensación de impotencia y humillación que sufrió EEUU cuando la URSS se les adelantó a la hora de poner en órbita el primer satélite artificial. Sin embargo, el «momento Gagarin» fue mucho peor. En esta ocasión, los estadounidenses no podían esgrimir la excusa de que el lanzamiento les había cogido por sorpresa.

El gobierno norteamericano había creado en 1958 una agencia espacial civil, la NASA, con el objetivo expreso de ganar a «los rusos» en la carrera por poner un hombre en órbita. La conmoción en todo el país fue mayúscula. Quizás, después de todo, la URSS era una nación mucho más avanzada tecnológicamente y no había nada que hacer al respecto.

Intentando refutar esta idea, el 25 de mayo de 1961 el presidente John F. Kennedy pronunció su famoso discurso ante el Congreso de EEUU, embarcando a toda la nación en una aventura increíble. “Antes de que termine la década”, anuncia Kennedy, “pondremos un hombre en la superficie lunar y lo traeremos de vuelta sano y salvo”. Un desafío simple a la vez que ambicioso. Visto desde la perspectiva actual, el discurso de Kennedy quizás no parezca demasiado revolucionario, pero hay que tener en cuenta que en el momento de pronunciarlo ningún ciudadano estadounidense había alcanzado la órbita terrestre. 

Kennedy había lanzado el reto y ahora había que llevarlo a cabo. Poco después, la NASA aprobaría el programa Apolo para poner un hombre en la Luna. Nadie sabía cuál sería la respuesta soviética… aunque estaba claro que aceptarían el desafío.  Sigue leyendo

El círculo de tiza de Koroliov

Representación gráfica del volumen habitable comparado con la masa de los seis tipos de naves orbitales tripuladas de la carrera espacial entre la URSS y EEUU (1961-1975). [Infografía de Paco Arnau / ciudad-futura.net para Amazings.es]

Cuenta la leyenda que hace muchos años, en las afueras de Moscú, el gran Serguéi Koroliov fue preguntado por los cosmonautas acerca del espacio disponible dentro de una nave de nuevo diseño… El ingeniero jefe respondió que cuando le mostraron los planos del anteproyecto su primera reacción fue dibujar con una tiza en el suelo el contorno de lo que habían previsto los ingenieros como habitáculo para los cosmonautas a escala real (el camarada Seguéi Pávlovich tenía muy buen ojo y era bien conocida su rapidez a la hora de hacer cálculos mentales)… Acto seguido, le dijo a uno de los de los proyectistas que intentara introducirse dentro del círculo de tiza. En ese mismo instante se acabó el debate, los ingenieros recogieron sus planos para reelaborarlos y así ampliar las cotas del espacio interior de la nave a una escala más humana… Es lo que conocemos como volumen presurizado habitable.

Yuri Gagarin, primer hombre en el espacio, junto a Serguéi Koroliov, el ingeniero jefe del programa espacial soviético.

La anécdota, dramatizada en la serie documental de la BBC Space Race, ilustra perfectamente un hecho: en los comienzos de la carrera espacial tripulada —cuyo primer objetivo era ser los primeros en poner un hombre en el espacio— un aspecto de la ergonomía tan importante como disponer de espacio suficiente para que sus ocupantes estuvieran cómodos dentro de una nave no era la principal preocupación de los estudios de diseño espacial y sus ingenieros, más preocupados por el correcto funcionamiento de la máquina y por la masa a poner en órbita, el “eterno problema” de los costosos lanzamientos espaciales.

Los cosmonautas y astronautas pasaban exigentes pruebas psicológicas y habría sido prácticamente imposible que las superara alguien que padeciera claustrofobia, pero con todo y con eso también eran humanos y toda persona necesita un espacio vital en su entorno… En el caso de la URSS este asunto sí preocupaba también a su gran ingeniero jefe, un cerebro privilegiado desde el punto vista técnico y científico pero al que nada humano le era ajeno. Y ésta es una de las razones, aunque seguramente no la decisiva, de porqué los soviéticos siempre aventajaron a los estadounidenses durante la carrera espacial en la otra carrera por el espacio… en este caso por el espacio habitable en el interior de las naves. Sigue leyendo