Las semillas, en los barrios. En los jardines de Sol se queman

Si bien es cierto que las revoluciones las hacen los pueblos o no son tales, tambien es verdad que no es posible hacer una revolución —si entendemos por ello un giro político radical que dé un vuelco a las relaciones de poder en una sociedad determinada— si no existe una parte consciente de ese pueblo que disponga de una organización y de una estrategia transformadora clara. «Sin organización no viven las ideas» decía nuestro filósofo de cabecera Antonio Gramsci. La historia de las revoluciones que en el mundo han sido así nos lo enseña. Y la historia de las rebeliones y amotinamientos populares fracasados, también nos lo demuestra.

Hace tiempo decíamos aquí que denominar “revoluciones árabes” a los levantamientos populares contra las tiranías en Túnez o Egipto nos parecía erróneo porque no se correspondía con lo que estaba pasando en realidad. De hecho, ni en Túnez ni en Egipto han cambiado sustancialmente las relaciones de poder y, en el caso de Egipto, la Junta Militar que gobierna no hace más que implantar nuevas leyes contra los trabajadores y sus derechos (precisamente el detonante de las protestas). Más erróneo aún nos parecía denominar “revolución” a una rebelión reaccionaria como la de Libia, cuyos rebeldes (con dirigentes entrenados y financiados por los servicios secretos de EEUU) están sirviendo de criminal coartada a los bombardeos de la OTAN al servicio de intereses económicos imperiales.

Bomba de relojería

El 40% de desempleo juvenil en España es una bomba de relojería. En 2010 destacados dirigentes del establishment económico y financiero mundial ya advertían de que en nuestro país existía el caldo de cultivo apropiado para una revuelta social. Tras una movilización obrera cuyos principales sindicatos convocantes no pudieron, quisieron o supieron mantener, algo se empezó a mover en el subsuelo, por donde pasan también las redes de Internet. La llamada Ley Sinde —impuesta por una Embajada extranjera con la complicidad necesaria del partido del gobierno— y las sucesivas medidas de recorte de derechos sociales a los trabajadores tras la Huelga General, dictadas por los grandes empresarios y banqueros al gobierno de Zapatero en contra no sólo de la opinión, sino también de los intereses de la inmensa mayoría de la sociedad española, fueron los principales argumentos de una rebelión larvada desde hacía ya tiempo. Todo ello en un país como España, en el que llevamos décadas sufriendo una cruenta lucha de clases con un solo contendiente debido a que toda política gubernamental desde 1982 (inicio del régimen PSOE-PP) se ha centrado en debilitar a un movimiento obrero que hoy aparece cautivo o desarmado.

En estas circunstancias, todo esto vino a desembocar en la convocatoria de unas elecciones autonómicas y municipales en mayo de 2011. Una campaña que los partidos de turno que defienden el sistema preveían como un simple trámite para el traspaso del poder de uno a otro, que todo cambiara para que todo siguiera igual, acabó convirtiéndose en una movilización social que ha puesto a prueba y ha agitado los cimientos del propio sistema bipartidista y las mentes adormecidas de la mayoría.

¿#spanishrevolution?

Con Madrid a la cabeza, grandes movilizaciones cívicas han puesto en cuestión el modelo político en todo el país. Lo han puesto en cuestión pero no han conseguido removerlo, sólo agitarlo. Por una parte (y por mucho que algunos hablaran de #spanishrevolution), las reivindicaciones planteadas, si bien justas, se caracterizaban por una carencia de partida: una valoración parcial del origen de los problemas causantes de las propias movilizaciones por parte de sus convocantes. Al margen de los buenos deseos, que nadie pone en duda, la realidad que ha trascendido a la opinión pública ha sido una crítica genérica e indiscriminada a la política y a los políticos que, como han escrito algunos analistas de izquierdas estos días, recuerda mensajes populistas (cuando no de ultraderecha) y olvida el factor principal: la lucha de clases. Quienes hablan de “clase política” olvidan (o no saben) que el origen de las clases sociales está en la economía, en quiénes controlan —y quiénes no— los medios de producción. Y que es la economía la que define la política y no viceversa. La base de la corrupción del régimen político autodenominado “democracia española”, y de su propio proceso de degeneración e insostenibilidad más allá de la parodia mediática actual en que se ha convertido, es que el poder económico, ya sin caretas, ejerce su dictadura a través los partidos que tienen responsabilidades gubernamentales, PSOE y PP, convirtiendo a éstos en el brazo ejecutor o puño de hierro de la dictadura de “los mercados” sobre la política. Las fotos de Botín y cía. reunidos en el Palacio de la Moncloa para dictar sus políticas al presidente del Gobierno y a la ministra de Economía es suficientemente ilustrativa y no vamos a abundar en ello.

Ha quedado claro además, y en ello coinciden la inmensa mayoría de los analistas independientes del poder, que en el origen de esta crisis está la aplicación de políticas económicas de derecha extrema o neoliberales que no han hecho otra cosa que empobrecer a amplias capas de los trabajadores y de los pequeños empresarios para aumentar la concentración del capital; es decir, el poder real en cada vez menos manos. Como decía el profesor José Luis Sampedro, no le demos más vueltas: “el debate sigue estando entre ricos y pobres. Nada más”… y nada menos.

Todo esto parece que se está olvidando por parte aquéllos que ejercen el papel de “portavoces” de facto del movimiento de indignados en España. Un movimiento que dice no tener portavoces, pero que en relidad sí los tiene: son aquéllos que hablan en los medios de comunicación y controlan las webs y redes sociales en última instancia. Y ésta es quizá la causa de que el propio movimiento esté derivando a algo que es difícil calificar, a no se sabe muy bien qué.

La fecha clave del día de las votaciones, el 22 de mayo, hemos visto síntomas de que algo fallaba de forma estrepitosa. Mientras los medios de derecha y extrema derecha (la gran mayoría en España) propalaban la falsedad de que el movimiento #nolesvotes pedía la abstención; algo que, sin duda beneficiaba sobre todo al PP (cuyos votantes nunca se abstienen), nadie en las acampadas, empezando por la de Sol, puso el acento en llamar a la movilización de los indignados para que fueran a votar. La febril batería de diversas actividades y asambleas propuestas para ese día y el anterior de reflexión (incluyendo la plantación de hortalizas en la Puerta del Sol) no incluía un solo llamamiento al voto responsable de los ciudadanos para frenar el poder municipal y autonómico de PP-PSOE y de CiU en Cataluña, el #nolesvotes originario que aglutinó a cientos de miles de ciudadanos en torno a este movimiento plural. El supuesto “apartidismo” ha devenido así en simple apoliticismo, confundiendo no inclinar la balanza a favor de la/s fuerzas políticas defensoras del movimiento con no tomar partido. En torno al día 22 de mayo, los que tenían en sus manos los teclados de la Puerta del Sol “aclararon” que “ellos” no pedían el voto para nadie ni no votar a nadie ni votar en blanco ni votar nulo ni abstenerse. O sea, nada.

Este “ecosistema autosuficiente”, con plantaciones incluídas, ha sido muy propicio para que en él surjan y arraiguen espiritualistas, conspiranoicos, izquierdistas (en el sentido leninista del término, como enfermedad infantil de la izquierda), místicos trasnochados y toda una panoplia de gentes que literalmente se representan a sí mismos y no hacen otra cosa que desprestigiar y hacer desaparecer todo atisbo de seriedad al movimiento ante la mayoría de lo que podría ser su base social.

A pesar de todo lo anterior, la respuesta del pueblo de Madrid en las urnas no se puede calificar como descorazonadora. PSOE y PP ha perdido decenas de miles de votos tanto en la capital como en la Asamblea autonómica y el mapa bipartidista se ha debilitado en favor de opciones diferentes a éstos tanto a la derecha como en la izquierda. A escala nacional el voto bipartidista también ha retrocedido. Si en estas condiciones tan precarias ha sido así, no podemos evitar pensar qué hubiera ocurrido si los que pudieron dar un pequeño empujón y no lo hicieron, hubieran hecho o dicho algo con relación a las urnas… La historia sólo la escriben los valientes y los audaces.

El énfasis que desde el principio se ha puesto por parte de los que manejan la megafonía y los teclados de que aquí no hay banderas (especialmente si son tricolores) no se corresponde con el cobijo que se ha dado desde un principio a sectas política y científicamente irracionales que no sirven para otra cosa que desprestigiar y disolver el movimiento.

Si la gente consciente y realmente organizada y transformadora, lo que se ha dado en llamar la izquierda real y que sí representa a cientos de miles, no es capaz de reconducir esta situación, mucho me temo que la deriva actual continuará y el viaje a ninguna parte emprendido finalizará cuando los medios de comunicación dejen de soplar las velas.

‘Un hombre, una mujer, un voto’

Consideramos imprescindible que las acampadas se disuelvan cuanto antes, que se haga desaparecer todo rastro de elementos irracionales infiltrados en el movimiento y que la estructura organizativa piramidal desde el vértice que impera hasta ahora sea invertida. Debería desaparecer también toda esa panoplia de comisiones espiritualistas e irracionales, así como todos esos talleres donde nada se fabrica; todo eso sólo sirve para perder el tiempo y como excelentes maniobras de distracción al servicio, por acción u omisión, de los adversarios del movimiento. Deberían ser, a partir de ahora, las asambleas y estructuras organizativas que se creen en los barrios las que tendrían que redefinirlo todo de abajo arriba y no de arriba abajo, como hasta ahora. Y son estas asambleas territoriales, mediante consultas verdaderamente democráticas, las que deberían establecer una serie de propuestas de cambio ligadas a la realidad política y económica del país y no al margen de ella. Esa caricatura de soviet supremo que algunos han montado en la Puerta del Sol —y que nadie ha elegido— debe ser disuelto y dar paso a asambleas locales que generen una verdadera estructura participativa y democrática desde abajo. A partir de ahí, que nadie dude que podrían surgir verdaderos líderes populares —que ahora no hay, por cierto—, como así ocurrió durante los años de lucha contra el franquismo en las fábricas, en los campos y en los barrios.

La dura batalla por imponer un sistema electoral basado en el principio “un hombre, una mujer, un voto”, que sustituya al actual fraudulento, y recuperar el impulso de las reivindicaciones laborales y sociales frente a los recortes habidos —y por haber— y contra quienes los dictan y los imponen (banqueros y grandes empresarios y sus partidos, respectivamente) deben ser, según nuestra modesta opinión, los dos principales argumentos de un amplio y plural pero unitario movimiento cívico y popular que no debería morir antes de nacer, porque es necesario.

Texto: Paco Arnau / Ciudad futura

Esta foto es ‘ilegal’: Homenaje a Madrid, el kilómetro cero de la democracia en España

«Madrid, Madrid, ¡qué bien tu nombre suena
rompeolas de todas las Españas!
La tierra se desgarra, el cielo truena,
tú sonríes con plomo en las entrañas»

(«Madrid», Antonio Machado, 7 de noviembre de 1936)

Dedicamos esta entrada a la Delegación del Gobierno en Madrid , que ordenó desalojar a los concentrados tras la manifestación del 15 de mayo y a los cuatro ¿incontrolados? que quemaron cuatro contenedores esa noche; a las juntas electorales Provincial y Central, que «prohibieron» esta gran movilización ciudadana, y a las fuerzas políticas del sistema que apoyaron ese «brindis al Sol«; y por último, pero no menos importante, al Tribunal Supremo, por declarar que la realidad es «ilegal».

Mañana nos vemos en las urnas. Pasado mañana, más.

Entrada relacionada en Ciudad futura:
7 de noviembre: la Defensa de Madrid

La imagen del 15 de mayo: En Madrid, por la democracia

Manifestación por la democracia. Madrid, calle de Alcalá, 15 de mayo de 2011. [Clic en la imagen para ampliar • Foto: edans’ photostream en Flickr]

[Puño y letra] «¡A la calle! que ya es hora…

¡A la calle! que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.


Del poema España en marcha, de Gabriel Celaya

En 2011, el año de las grandes efemérides, conmemoramos también el centenario del nacimiento de Gabriel Celaya, el poeta de la calle. Gabriel Múgica Celaya, guipuzcoano de la industriosa Hernani, nació en nuestra querida tierra vasca en 1911 y falleció en Madrid en 1991. A lo largo de nueve décadas de intensa vida llegó a compartir con otros grandes de la poesía de memoria imperecedera como Federico García Lorca o Pablo Neruda la causa de la democracia frente al fascismo en defensa de la República Española. Capitán del Ejército republicano durante la Guerra de España, fue hecho prisionero al caer Bilbao en manos de los rebeldes en 1937.

Comunista, como tantos otros de los más destacados personajes de la cultura universal del siglo XX, Celaya luchó contra la dictadura franquista durante décadas al tiempo que regaba el campo literario ibérico con su obra poética; una obra literaria que ha dado argumentos y palabras cargadas de futuro a la lucha democrática de varias generaciones y a las letras —como los versos que encabezan esta entrada— de cantautores como Paco Ibáñez. La constancia política de Celaya nunca le apartó de su constancia poética: en 1977, el mismo año que se presentó como candidato en las primeras elecciones legislativas tras la dictadura en su Guipúzcoa natal, publica tres libros (El hilo rojo, Parte de guerra y Poesía). Premio Nacional de la Letras Españolas en 1986, Gabriel Múgica Celaya falleció en Madrid hace justo dos décadas, el 18 de abril de 1991. Sus cenizas fueron aventadas en Hernani y San Sebastián en cumplimiento de sus últimos deseos.

Celaya, como tantos otros luchadores durante toda su vida, bien sabía que cambiar las cosas de verdad en nuestro país no es cosa de un día ni de dos, sino de décadas de lucha en las que han ido tomando el relevo sucesivas generaciones siguiendo el ejemplo de las anteriores. Aquéllos que han luchado y han sufrido la represión y la censura durante muchos años lo saben bien. Las generaciones actuales tenemos el deber de mantener la llama de esa antorcha que dé luz en la oscuridad. Como afirmábamos en una entrada anterior inspirada en unas sabias palabras del científico estadounidense Carl Sagan, no podemos —ni debemos— dejar como legado a las futuras generaciones el amargo cóctel de fanatismo, ignorancia, injusticia, alienación y servidumbre de estos oscuros tiempos y en este país en el que los mismos banqueros que antes gobernaban por téléfono ahora se reúnen en la sede de la Presidencia del Gobierno para dictar sus políticas en beneficio de un puñado de enemigos del pueblo.

15 y 22 de mayo: la calle, la voz y la palabra

No somos súbditos, somos ciudadanos y, como decía Blas de Otero, «pedimos la voz y la palabra» para luchar —una vez más— por la democracia. Nada más y nada menos. Decía el otro día el admirable profesor José Luis Sampedro en declaraciones a un medio de comunicación que «la libertad de expresión con las mentes colonizadas, sin libertad de pensamiento, no sirve para nada». A diferencia de otros tiempos ahora tenemos la posiblidad de expresarnos libremente (como aquí ahora), pero eso no basta mientras sigamos sumidos en la ignorancia de la realidad para acatar el interesado canon establecido en las «mentes colonizadas»; que estamos condenados fatalmente a elegir siempre entre «lo mismo y lo mismo», como expresa con lúcida sencillez el escritor uruguayo Eduardo Galeano.

Por eso el 22 de mayo tenemos una cita ineludible: debemos ejercer nuestro derecho a decir basta en las urnas, votando a quienes más les duela a esos banqueros que detentan el poder (y sus intermediarios políticos del bipartito de este Estado de derecha travestido de Estado de derecho). No insistiremos en nombres o siglas de unos y de otros porque sabemos muy bien quiénes son: en ambos casos, los de siempre. Los que siempre han usurpado el poder (e intermediarios de turno) gracias a la resignación de la mayoría —»no hay que cambiar el mundo», difunden como mensaje central los spots electorales del partido gubernamental— y los que siempre han luchado para cambiar el mundo frente a una resignación fatal que a estas alturas se ha tornado suicida.

Mañana 15 de mayo estamos convocados en todas y cada una de las principales ciudades de nuestro país a salir a la calle para dar un paso adelante y tomar la palabra con las voces que no escuchan los que detentan el poder económico y de las que no se hacen eco sus medios de comunicación y sus testaferros del régimen político bipartidista de este sistema criminal, corrupto, ineficiente, incompetente y fracasado que ya sólo es la fuente amarga de más desigualdad, más injusticia y más pobreza para la inmensa mayoría.

El 15 de mayo todos a la calle… ¡que ya es hora!

Entradas relacionadas en Ciudad futura:
Puño y letra [página especial de citas y frases]
Carl Sagan (e historia de un ‘tweet’)
Enlace relacionado: Gabrielcelaya.com

[Vídeo] Historia del 1º de Mayo: Los mártires de Chicago

La historia del 1º de Mayo, actual día internacional de la clase trabajadora en casi todo el mundo (excepto en países como EEUU), hunde sus raíces en la proclamación de esta fecha como jornada de lucha de la clase obrera por parte del incipiente pero ya poderoso movimiento sindical unificado de Estados Unidos y Canadá a finales del siglo XIX. Posteriormente, la Internacional Obrera también hizo suya esta fecha. La dura y sangrienta represión al movimiento obrero —que ejercieron las autoridades estadounidenses como reacción a su creciente extensión e influencia en zonas industriales como Chicago o Nueva York— desembocó en la ejecución, tras un proceso amañado, de cuatro dirigentes obreros anarquistas y socialistas. El 11 de noviembre de 1886 fueron ahorcados Parsons, Spies, Fischer y Engel. El siguiente documental resume esta historia. El alegato de Engel antes de su ejecución (reproducido al final del vídeo) pasó a formar parte de los anhelos y de la lucha de millones de trabajadores del mundo en décadas posteriores y sigue vigente en la actualidad…

Un cartel para el 1º de Mayo

Hay mal tiempo pero la primavera es inexorable.
En el día internacional de la clase trabajadora ‘Ciudad futura’ reivindica y exige la paz y el trabajo digno para todos. Nuestros mejores deseos de unidad para nuestros ciudadanos y amigos en este 1º de Mayo de 2011. ¡Viva el 1º de Mayo!

Ilustración (Creative Commons):
Paco Arnau / Ciudad futura
[Clic en la imagen para ampliar]

[Puño y letra] Carl Sagan (e historia de un ‘tweet’)

«Preveo cómo será la América de la época de mis hijos o nietos: (…) los temibles poderes tecnológicos estarán en manos de unos pocos y nadie que represente el interés público se podrá acercar siquiera a los asuntos importantes; la gente habrá perdido la capacidad de establecer sus prioridades o de cuestionar con conocimiento a los que ejercen la autoridad. […] La caída en la estupidez de Estados Unidos se hace evidente principalmente en la lenta decadencia del contenido de los medios de comunicación». […] «la pseudociencia y la superstición serán más tentadoras de año en año, (…) cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento familiares de épocas antiguas toman el control. (…) Aumenta la oscuridad. Los demonios empiezan a agitarse».


Carl Edward Sagan (EEUU, 1934-1996)
El mundo y sus demonios (publicado en 1997)

¿Se puede leer una descripción más exacta de la época actual? Lo que acabáis de leer fue escrito —previsto— en la segunda mitad de la década de 1990 por el gran científico estadounidense Carl Sagan en el que se podría calificar como su testamento vital para las futuras generaciones. El libro El mundo y sus demonios fue publicado en 1997, al año siguiente de la prematura muerte del astrónomo.

Con las limitaciones del medio, afirmábamos ayer en el twitter de Ciudad futuraen respuesta a una frase de nuestra amiga @1de2 a cuento de los temas de actualidad según los medios de comunicación masivos —matrimonios de la Monarquía, beatificaciones del Papado, torneos…—, que estamos «regresando a la Edad Media». La inmediatez y la urgencia que caracterizan los mensajes de Twitter, limitados a 140 caracteres, no hacen de éste precisamente el medio más adecuado para argumentar o debatir ideas, lo que en ocasiones lleva a escribir frases tan lapidarias como aparentemente exageradas o, en el peor de los casos, poco rigurosas. Es por ello que en una segunda lectura a veces te puedes arrepentir de lo escrito. No fue este el caso: una certera respuesta de nuestro amigo @DaniEPAP, citando unos pasajes de El mundo y sus demonios de Sagan, hizo que nos reafirmáramos en lo escrito… en la percepción de esa tendencia actual, reflejada por la mayoría de los medios y por gran parte de sus profesionales con honrosas pero escasas excepciones, de retroceso histórico a lejanos tiempos pasados de oscurantismo, irracionalidad y alienación masiva; a una nueva Edad Media.

Cada vez que encendemos un televisor o echamos un vistazo a los titulares de los mass mediase torna evidente lo que Sagan definía como «caída en la estupidez» de una sociedad (la norteamericana en su caso, aunque extensible a todo el llamado mundo occidental), reflejada en la «decadencia del contenido de los medios de comunicación». Y esto lo afirmaba el gran científico americano hace tres lustros, bastante antes de la llegada de estos oscuros comienzos del milenio actual que sus ojos no llegaron a contemplar.

Decía con clarividencia el gran Sagan en su prematura aunque certera visión del mundo actual que «cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento familiares de épocas antiguas toman el control». (…) «Aumenta la oscuridad. Los demonios empiezan a agitarse»…

¿Dejaremos como legado a las futuras generaciones el amargo cóctel de fanatismo, ignorancia, injusticia, alienación y servidumbre de estos oscuros tiempos o se agitará el mundo frente a sus demonios?

Texto: Paco Arnau / Ciudad futura

Página relacionada: Puño y letra

La República de Inglaterra

Entre 1649 y 1660, más de un siglo antes de la Revolución Francesa, Inglaterra fue una república cuyo nombre oficial en la lengua de Shakespeare era Commonwealth of England. En el período histórico inmediatamente anterior el reinado de Carlos I de Inglaterra (entre 1625 y 1649) se había caracterizado, en el plano interno, por un recrudecimiento del absolutismo monárquico (tiranía en términos de la época) que provocó sucesivos enfrentamientos con el Parlamento que llevaron a la disolución de éste por orden real en 1629…

Primera bandera de la República de Inglaterra (1649), con las enseñas
alternadas de Inglaterra (cruz roja) y Escocia (aspa blanca)

El pulso entre el poder de la Corona y el Parlamento tuvo mucho que ver con la política exterior. Las pretensiones del rey de elevar los impuestos para financiar campañas bélicas que situaran al país como una potencia emergente en América y en Europa, primero con la declaración de guerra a España (la superpotencia global de la época y el espejo en el que Inglaterra llevaba décadas mirándose) y luego a Francia (la eterna enemiga de la islas británicas en el continente europeo), sangraban las arcas públicas de Inglaterra y contaron con una contumaz oposición del Parlamento hasta su disolución.

Derecha: escudo de armas de la República. A los colores de Inglaterra y Escocia se añade la lira como símbolo de Irlanda.

Guerra, revolución y República

Las guerras contra los escoceses durante el reinado de Carlos I no hicieron sino agravar aún más la situación interna del país, que se vio abocado —tras una guerra civil entre las fuerzas militares del rey y del Parlamento— a una revolución, la llamada por los historiadores Revolución Inglesa. La guerra y la revolución finalizan con el derrocamiento del régimen absolutista monáquico y el encarcelamiento de Carlos I a finales de 1648. En los primeros días del año siguiente la Cámara de los Comunes aprueba juzgar por alta traición y otros crímenes al monarca.

Aunque bien parece un «retrato policial» del siglo XVII, en la imagen superior vemos un detalle de un cuadro real de la época: el ajusticiado monarca Carlos I de Inglaterra tal y como lo veía el pintor holandés Anthonis van Dyck.

El 30 de enero de 1649 Carlos I es ajusticiado mediante su decapitación pública en las afueras de Londres. Inglaterra ya era una república más de un siglo antes del inicio de la Edad Contemporánea con la Toma de la Bastilla de París. Oliver Cromwell, comandante militar de los revolucionarios ingleses, protagonizó buena parte de la breve historia de la Commonwealth of England, aunque su primer período se caracterizó por el poder representativo del Parlamento en la dirección de los destinos de la República (1649-1653) y el Consejo de Estado elegido por éste (una situación similar a la del primer período revolucionario francés).

Oliver Cromwell según un cuadro de Samuel Cooper (detalle) y moneda británica de media corona con la efigie del lord protector emulando a Julio César. En la inscripción se lee en latín: OLIVAR.D.G.RP.ANG. SCO.ET.HIB&cPRO (OLIVARIUS DEI GRATIA REIPUBLICÆ ANGLIÆ SCOTIÆ ET HIBERNIÆ ET CETERA PROTECTOR); «Oliver, por la Gracia de Dios protector de la República de Inglaterra, Escocia e Irlanda y etcétera».

La llegada al poder de Oliver Cromwell en 1653 como lord protector hasta su muerte en 1658 fue un período caracterizado por el cesarismo frente al Parlamento y nuevas campañas militares, en este caso contra los irlandeses. Es el período republicano británico denominado Protectorado, una situación también similar a la experiencia histórica posrevolucionaria del bonapartismo en Francia. La República o Protectorado apenas sobrevivirá dos años a Cromwell: en 1660 se restaura la monarquía en la figura del hijo del ajusticiado Carlos I, que reinará como Carlos II de Inglaterra.

Nada está escrito…

Sirva esta entrada como modesto homenaje a un Parlamento y a un pueblo que fueron capaces de romper las cadenas de la tiranía y proclamar una república en esos lejanos tiempos de mediados del siglo XVII. La Inglaterra revolucionaria de 1649 dio paso a una república de breve y atormentada historia, hija de una revolución pionera en Europa que fue un avance prematuro de posteriores acontecimientos en Francia que cambiaron la historia de toda la humanidad más de un siglo después. En estos tiempos en los que a menudo tenemos la impresión de que la historia va marcha atrás, es bueno recordar que ésta nos enseña que nada está escrito… ni siquiera el futuro de una monarquía británica que tantas mentes embrutece como portadas acapara estos días.

[Imágenes: Wikimedia Commons y elaboración propia (bandera)]

Rabinos y Pilatos en Jueves Santo

El 21 de abril, Jueves Santo en 2011, estaba prevista la realización de una “procesión” o manifestación atea en el centro de Madrid convocada por varias asociaciones ciudadanas. Este hecho, que en otros países de nuestro entorno no habría pasado de la categoría de anécdota en la prensa, ha levantado en España una gran polvareda de polémicas en internet y en los medios, dominados en gran parte por grupos corporativos partidarios del catolicismo a ultranza.

En los días previos a cuando estaba prevista la convocatoria atea, una web denominada Hazteoir.org, que se define como “la web del ciudadano activo”, emprendió una cruzada para que fuera prohibida que en definitiva obtuvo sus frutos… La delegada del Gobierno de Zapatero en la Comunidad de Madrid, tras un tira y afloja competencial con el Ayuntamiento de la capital, decidió finalmente prohibir la convocatoria atea. Teniendo en cuenta que estamos en fechas preelectorales, la señora María Dolores Carrión Martín, que así se llama la titular de la Delegación del Gobierno central del PSOE en Madrid, había intentado previamente pasar la patata caliente de la prohibición a las manos del Ayuntamiento de la capital…

El señor alcalde de la Villa y Corte (que de tonto no tiene un pelo), al igual que los rabinos de Jerusalén hace más de dos mil años en estas mismas fechas, exigió que fuera la señora Mª Dolores Carrión (representante en Madrid del césar monclovita) quien tomara en última instancia la decisión —como así contempla el ordenamiento jurídico— por mucho que ésta pretendiera lavarse las manos en relación con este asunto, como hiciera también Poncio Pilatos en estas mismas fechas hace más de dos mil años. Y razón legal no les faltaba (al señor alcalde y a los rabinos en su momento).

La señora Carrión en su reciente toma de posesión como delegada del Gobierno en Madrid en presencia del vicepresidente Chaves y otros altos cargos del gobierno de Zapatero. Carrión sustituyó en el cargo el pasado 1 de abril a Amparo Valcarce, correligionaria de Zapatero en su tierra natal que durante su mandato se caracterizó por permitir manifestaciones de grupos fascistas, racistas y neonazis en Madrid (con trágicos resultados alguna), así como por prohibir convocatorias antifascistas.

El ‘Botijo Party’ en la Red

El via crucis de los firmantes de la convocatoria atea acababa de empezar. Hazteoir.org, que en realidad es un medio más entre tantos de la ultraderecha católica, conspicuos representantes del Botijo Party en la Red, inició una campaña en Internet que ha tenido un amplio eco en los medios de comunicación, controlados en buena parte por sus correligionarios políticos y sectarios. La campaña consistía básicamente en alcanzar el objetivo de recoger “100.000 firmas por la libertad religiosa” y para exigir la “prohibición de la procesión atea y blasfema” (obsérvese la estrecha relación dialéctica entre los términos “libertad” y “prohibición”).

En realidad el mecanismo de “recogida de firmas” consistía en enviar un correo electrónico mediante un formulario en su web, algo imposible de verificar si nos atenemos a la Ley de protección de Datos. Convenientemente, justo en el plazo previsto, los convocantes aseguraron haber alcanzado el objetivo de las 100.000 firmas contra la convocatoria atea (100.423 firmas para no redondear tanto la cifra), aunque no sabemos a ciencia cierta si hicieron entrega de estas virtuales solicitudes a la señora delegada del Gobierno de Zapatero. En cualquier caso, la señora Carrión, acto seguido, tomó la decisión de prohibir la convocatoria. 

«Respeto». Autor: Don Addis

‘Genocidio’

Con las manos sucias tras esta prohibición que atenta —one more time— contra ese papel mojado que son los principios constitucionales, que reconocen los derechos de reunión, expresión y manifestación en España, la señora Carrión intentó de nuevo emular a Pilatos escudándose en la reacción popular contraria a la convocatoria. Así, en la web ultraderechista citada, manifiestan con satisfacción que “con la prohibición de la ‘procesión’ atea, la Delegación del Gobierno socialista en Madrid reconoce el valor de la presión ciudadana”. El término “socialista” es de ellos, la cursiva es nuestra.

No contentos con la prohibición o quizá más bien animados por la decisión de la socialista Carrión, los abogados del entorno de esa web ultraderechista católica —doctores tiene la Iglesia— han emprendido acciones legales contra los firmantes de la convocatoria prohibida consistentes en la interposición de una querella por delitos como el de “provocación al odio”, “manifestación ilícita” y —ya metidos en gastos, como diríamos en Madrid—… “genocidio” («difusión de ideas o doctrinas que nieguen o justifiquen actos de genocidio, penado con hasta dos años de prisión»).

¿Acabará el via crucis de los firmantes de la convocatoria atea con su crucifixión legal?, ¿alguien con dos dedos de frente puede seguir creyendo a estas alturas, por mucha fe en la Santa Transición que se tenga, que España es realmente un “Estado social y democrático de Derecho”? De «aconfesional» ni hablamos, como dice el conocido chiste.

Texto: Paco Arnau / Ciudad futura