El Imperio quema su última nave

El Atlantis, el último transbordador espacial de EEUU (y por extensión su última nave espacial tripulada) ya ha partido de Cabo Cañaveral con cuatro astronautas con destino a la Estación Espacial Internacional (ISS). Quedan atrás tres décadas de historia de los shuttle y casi cinco décadas de presencia estadounidense en el espacio con medios propios…

Cofia del minitransbordador no tripulado del Pentágono X-37B (AV-012 OTV) en la rampa de lanzamiento. [Foto: Pat Corkery/United Launch Alliance]

A partir de aquí, es inevitable recurrir al tópico de que estamos en el inicio de una nueva era de la llamada carrera espacial en su conjunto histórico, en el borde de una línea roja que traza un antes y un después en la presencia humana en el espacio que se inició hace medio siglo con la hazaña soviética del vuelo de Yuri Gagarin. La Federación de Rusia, heredera tecnológica de la URSS, y la República Popular China, con tecnología también heredada de la URSS, son a partir de ahora las dos únicas potencias con capacidad real para enviar personas a nuestra órbita. Y la Federación de Rusia, la única con capacidad de enviar tripulaciones a la ISS, el único complejo orbital que asegura la presencia humana permanente en el espacio.

La denominada “carrera espacial” tripulada comenzó en 1961 y el pistoletazo de  salida lo dio la Unión Soviética. Durante prácticamente toda esa década, la otra superpotencia intentó responder a los retos pioneros de la URSS con mayor o menor fortuna (menor en la gran mayoría de los casos) hasta que EEUU emprendió el compromiso nacional de poner hombres en la Luna con el programa Apolo. Incluso antes de que terminaran los vuelos de las misiones Apolo, el interés en Estados Unidos por las misiones tripuladas al espacio empezó a languidecer. Aún en el supuesto de que no fuera así del todo, parecería que una vez cumplido el objetivo mediático de “adelantar” a los rivales de la superpotencia socialista en la carrera lunar, el interés de Washington y de sus poderosos medios de comunicación por la presencia humana en el espacio decayó de forma visible. Si a los hechos posteriores nos remitimos, esto fue así. El programa lunar Apolo languideció sin ni siquiera ser completado y estas naves de EEUU realizaron su última misión en 1975, la primera y única misión conjunta entre la URSS y EEUU, la ASTP (Apolo-Soyuz Test Project).

La URSS volvió a tomar la delantera en cuanto a la presencia humana permanente en el espacio durante tres lustros con programas de estaciones orbitales (Salyut, Mir) que no tuvieron rival. Se dibujaba desde mediados de la década de 1970 de nuevo un paisaje espacial parecido al de la década de 1960 tras un paréntesis excepcional de un lustro (1969-1974). Solo que esa vez no había respuesta temprana, ni mediático-propagandística ni real, por parte estadounidense en cuanto a estaciones orbitales (si exceptuamos la breve y fallida experiencia de la estación Skylab)… ni tampoco en cuanto a nuevas cápsulas tripuladas tras la cancelación de las Apolo (algo de lo que aún se deben arrepentir en la NASA). Desde mediados de los años 70, tanto EEUU como la URSS comenzaron a desarrollar sendos programas de transbordadores espaciales, un nuevo concepto de nave híbrida (carguero espacial y vehículo tripulado) con la vista puesta, en principio, en programas de defensa espacial al albur de uno de los momentos más calientes de la Guerra Fría: la década de 1980.

Guerra Fría y transbordadores espaciales

La llegada de los transbordadores coincidió con la toma del poder en Washington del sector más ultraconservador y anticomunista de la política estadounidense (Reagan y sucesores) y con un declive económico en la URSS que provocó a su vez una crisis política culminada a a finales de los 80 (Muro de Berlín) y principios de los 90 con la disolución del país y el empobrecimiento y la guerra en la que fuera antes su área de influencia continental europea. Ello tuvo como consecuencia la cancelación del programa Burán-Energía, un sistema de transporte tecnológicamente más avanzado que los shuttle y que posiblemente, de haber continuado, habría llegado hasta nuestros días sin los sobresaltos de los transbordadores estadounidenses, un sistema cuya fiabilidad pusieron en tela de juicio aterradoras cifras de astronautas muertos que han disparado esta triste estadística hasta la fecha.

Como antes avanzábamos, tras la cancelación del programa Apolo, la presencia humana en el espacio estuvo durante unos años prácticamente monopolizada por las estaciones espaciales de la URSS y sus naves Soyuz hasta que se lanzaron los primeros transbordadores espaciales de la NASA… Pero éstos, al margen de otras misiones como la puesta en órbita desde su bodega de satélites, no tenían adónde ir o dónde acoplarse… Así, tras la disolución de la URSS a finales de 1991 y el caos surgido de sus cenizas en una espectral imagen de la antigua superpotencia (una Rusia en la década de 1990 con una economía que no llegaba ni a la mitad del PIB de la Unión Soviética), los estadounidenses acuerdan con Rusia el programa de colaboración internacional Mir-Shuttle e inyectan dólares para mantener la gran estación orbital de diseño soviético. De hecho, la Mir, y antes las Salyut con el programa Intercosmos, fueron las primeras estaciones espaciales “internacionales” en cuanto a los programas científicos y a sus propias expediciones, con cosmonautas y astronautas procedentes de multitud de países de varios continentes.

El legado de las estaciones espaciales soviéticas fue la base firme sobre la que se asentó la presencia humana en el espacio hasta nuestros días. La ISS, el mayor complejo orbital construído por el hombre, es digna sucesora de la estación orbital Mir. La construcción de la ISS tal y como hoy la conocemos, iniciada en los albores del nuevo milenio con módulos rusos con una tecnología más sofistica que los de EEUU (los módulos rusos habitables son capaces de alcanzar la órbita y acoplarse de forma automática, sin necesidad de tripulación), no hubiera sido posible sin el concurso de los shuttle (que trasladaron en su bodega varios de sus módulos y su estructura central). Ése ha sido, junto con la puesta en órbita y mantenimiento de satélites como el telescopio espacial Hubble y algún que otro programa militar secreto, el principal papel jugado por los transbordadores estadounidenses en tres décadas: ser grandes cargueros que posibilitaron la construcción del segmento estadounidense (incluyendo los módulos europeo y japonés) del mecano de la ISS.

Y llegamos por fin a nuestros días. La presencia humana en el espacio, a pesar de sus muchos detractores, sigue siendo igual de importante o más que en anteriores décadas porque revierte en avances científicos y en progresos para la sociedad que no serían posibles de otra forma en el balbuceante estadio actual de la robótica. Así lo han demostrado los miles de experimentos y programas científicos, de tecnología de materiales, de investigación biológica y hasta médica que se han desarrollado con éxito a lo largo de décadas en las Salyut, la Mir o la ISS. Pero la diferencia sustancial en la actualidad es que la primera potencia económica del mundo tiene otras prioridades.

Cañones o mantequilla

Aunque la crisis política aún no ha llegado, EEUU está sumido en una profunda crisis económica que ha arrastrado a la mayoría de sus satélites, el llamado occidente capitalista desarrollado. Esta crisis, que algunos economistas independientes caracterizan como estructural y sistémica, está suponiendo tanto en EEUU como en sus satélites la destrucción de los últimos restos del Estado del bienestar, un holocausto iniciado a finales de la década de 1980 como consecuencia de la crisis del área socialista euroasiática y que se ha cobrado ya millones de vidas (más si sumamos muertos y no nacidos a causa de la desaparición del sistema económico socialista en varios países). Estado del bienestar no sólo es escuelas y hospitales, salarios dignos y seguridad social (lo que caracterizó en buena medida a Europa Occidental y Japón y en menor medida a EEUU tras la Segunda Guerra Mundial para frenar el avance del comunismo). Estado del bienestar también es investigación y ciencia para el progreso humano. Esta época que podríamos definir como retrofuturo es consecuencia del cambio en el orden de prioridades del capitalismo mundial dictado e impuesto manu militari por Wall Street por medio de sus gobernantes globales de Washington y el Pentágono. Entre cañones y matequilla, el imperio en crisis ha optado por los cañones.

Hace unos días un medio estadounidense publicaba un dato «estremecedor» que no ha sido desmentido: Estados Unidos gasta al año en aire acondicionado para sus acuartelamientos en las guerras que tiene abiertas actualmente con tropas de ocupación, una cantidad de dólares superior a todo el presupuesto de la NASA. Este argumento tiene sus “ventajas”: cuando dices que un tanque cuesta más que construir una escuela te llaman demagogo… el dato del aire acondicionado remueve mejor las conciencias de esa masa acrítica que padece serios déficit de conciencia.

Así es, cuestión de prioridades. Emulando al conquistador español Cortés, el imperio decadente prefiere quemar sus últimas naves que recortar recursos para una guerra eterna que no hace más que prolongar su agonía: la aventura de la conquista y control de las regiones con recursos energéticos fungibles del planeta (a la Guerra de Afganistán se sumó la de Iraq y ahora se suma la de Libia). La retirada del espacio tripulado no es lo único ni lo más grave, claro está. El estado de abandono en que se encuentran las infraestructuras en una metrópolis imperial en guerra eterna contra el resto del mundo, es más que procupante: la red de ferrocarril está desapareciendo, las carreteras públicas no son reparadas, las infraestructuras eléctricas (redes y subestaciones) son las mismas que en los años 50, las personas sin recursos mueren por enfermedades curables ante la ausencia de una sanidad pública, en un país del Tercer Mundo como Cuba hay menos mortalidad infantil que en EEUU…

Espacio privado y espacio militarizado

Y no es sólo que a partir de ahora EEUU se vea obligado a pagar pasaje para ocupar un asiento en naves de diseño soviético si quieren desafiar las leyes de Newton y que —como el Cid Campeador— la URSS siga ganando carreras y batallas, de momento tecnológicas, después de “muerta”… es también que la agencia pública NASA se va a ver enfrentada —se está viendo enfrentada— a un recorte de fondos que pone en peligro también la que fuera joya de la corona del programa espacial de EEUU: las sondas no tripuladas (interplanetarias o no) de investigación científica. Lo que supondrá, sin duda y si alguien no lo remedia, otro freno más al desarrollo de la ciencia —la base de todo progreso humano— en esta época retrofuturista, en este futuro arcaico que se viene dibujando desde finales de 1991. La apuesta de la administración imperial de Obama por el espacio privado significa, en la práctica, más bien una apuesta del Estado federal por el espacio militarizado…

Drones (aviones robóticos para matar personas a distancia en Afganistán o Paquistán); X-37B (minitransbordadores orbitales secretos no tripulados con capacidad ofensiva global y patrocinados por el Pentágono); no hay fondos para investigación y exploración de nuestra última frontera; no hay fondos para escuelas u hospitales públicos, ni para carreteras, líneas eléctricas o ferrocarriles… En un avance de cómo piensa un Imperio desbocado dar una “solución final” a sus acuciantes problemas, el último soberano de la dinastía Rockefeller ha afirmado ante las Naciones Unidas que “la sanidad pública ha generado el problema de la superpoblación”. Por tanto, no nos engañemos —ni engañemos—, sí hay fondos para bombardeos “humanitarios” para controlar nuevos yacimientos de crudo y, de paso, empezar a atacar el problema demográfico con criminales bloqueos económicos a países adversarios que causan, a la larga, muchos más muertos que esas bombas «liberadoras» de los goebbelsianos mass media y sus palmeros.

Conclusión: La NASA —¿sólo la NASA?— lo tiene muy crudo.

Texto: Paco Arnau / Ciudad futura
Publicado en Rebelión.org: «El Imperio quema su última nave»

Shuttle ‘Endeavour’: El espectáculo se acaba

Lo que vemos aquí no es el póster oficial de un remake de la famosa serie estadounidense de ciencia ficción Star Trek, sino algo que llaman «Official mission poster» del último vuelo del transbordador espacial de la NASA Endeavour (misión STS-134) antes de su retirada definitiva para pasar a formar parte de un museo o de un negocio de atracciones. La hollywoodiense foto la protagoniza Mark Kelly, comandante de la misión, flanqueado por los astronautas Michael Fincke, Greg Chamitoff, Gregory H. Johnson y Andrew Feustel, en el papel de «coprotagonistas» de la NASA, y por el italiano de cinematográfico nombre Roberto Vittori en el papel de «artista invitado» de la ESA (Agencia Espacial Europea). Ya se sabe que en todas las superproducciones americanas siempre suele haber un papel reservado para un actor europeo, preferiblemente latino… aunque en este caso no ejerce de villano, como suele ser habitual en el cine.

El transbordador Endeavour tiene previsto su último lanzamiento el próximo 29 de abril con destino a la ISS; al menos así lo aseguran los responsables de la NASA y no lo pondremos aquí en duda a pesar de los reiterados retrasos de misiones precedentes. Parece ser también que está prevista una misión STS-135 del Atlantis para el 28 de junio, aunque esto aún no es del todo seguro pues falta por concretar algo relacionado con la dotación de fondos para el vuelo. De ser así, la del Atlantis en junio de 2011 sería la última misión de un transbordador espacial de la NASA y el goodbye de EEUU a los vuelos espaciales tripulados (al no existir alternativa actual a los shuttle)… aunque en la situación en que hoy por hoy se encuentra el programa espacial tripulado estadounidense es difícil poder asegurar algo a ciencia cierta sin temor a equivocarse.

Eso sí, a falta de dotación de fondos y certezas de cara al futuro inmediato de un programa espacial de EEUU en fase final de retirada, a falta de realidades tangibles, es importante al menos mantener la imagen… Aunque el espectáculo se acabe, nadie puede negar que hacer publicidad sí se les da bien. 

Póster: NASA/Wikimedia Commons • Imagen en alta resolución (2.000 x 1.505 píxeles)

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ISS: Días de tráfico denso y un incidente en ruta

Con la llegada a la ISS del ‘shuttle’ Discovery en próximas horas, transportando el nuevo Módulo Multiuso Permanente Leonardo para su unión al Nodo 1 del complejo orbital, el transbordador estadounidense se sumará en éste su último vuelo a varias naves más acopladas a la Estación: los cargueros orbitales ATV-2 y HTV2 (europeo y japonés, respectivamente), dos naves rusas Soyuz y un carguero ruso Progress. De esta forma, se bate un récord de naves atracadas de forma simultánea a la ISS, cuyo volumen presurizado pasa a ser de más de 1.000 metros cúbicos y supera las 500 toneladas de masa total… y además, 12+1 tripulantes alojados en el complejo orbital —ó 12+1/2 si tenemos en cuenta que Robonaut, una especie de androide espacial de la NASA que «vivirá» en la ISS, carece de extremidades inferiores. Todo un hito en la historia del medio siglo de presencia humana en el espacio que conmemoramos este 2011, año del 50º Aniversario del histórico vuelo de Yuri Gagarin en la nave soviética Vostok 1.

El carguero orbital de la ESA ATV-2 ‘Johannes Kepler’ en los momentos finales de su aproximación al módulo ruso Zvezda (a la derecha) para su posterior acoplamiento automático mediante su sonda de atraque activa. [Foto: ESA]

El 24 de febrero ha sido un día para recordar en la ya dilatada historia de la Estación Espacial Internacional (ISS) por varios motivos: en primer lugar un vehículo automático de reabastecimiento de gran capacidad, el carguero orbital europeo ATV-2 Johannes Kepler se ha acoplado con éxito al puerto posterior del módulo Zvezda («estrella», el corazón de la Estación) del segmento ruso de la ISS a las 17:08 (CET, hora de París). La maniobra automática final de acercamiento y acople de la nave europea, realizada gracias al sofisticado y a la vez fiable sistema automático de cita espacial KURS (de diseño soviético), ha sido perfecta y libre de problemas o imprevistos, según lo programado y como viene siendo una rutina que dura ya muchos años en el caso de las naves tripuladas Soyuz o los cargueros Progress, dotados también del mismo sistema de acoplamiento en órbita.

A partir de ahí, la tripulación de la ISS abre las escotillas del módulo Zvezda y del ATV y descargan los contenedores de su sección presurizada y accesible trasladando su contenido a través del túnel de transferencia del módulo ruso, una carga de suministros muy importantes (comida, ropa, correo, equipos, etc.).

‘No failure’. El sistema KURS del ATV-2 en acción, tal y como se veía el 24 de febrero en el Centro de Control de la ESA cuando la distancia entre el carguero europeo y el módulo Zvezda de la ISS era de 42, 1 m

El ATV transferirá además a los depósitos del Zvezda 860 kg de combustible y 100 kg de oxígeno. El resto de su carga es más combustible, que servira para que los motores principales de impulsión del propio carguero europeo efectúen varias maniobras periódicas de elevación de la órbita de la ISS para «compensar la resistencia aerodinámica del complejo», según informa la Agencia Espacial Europea (ESA) en comunicado oficial con fecha de publicación de la presente entrada, 25/02/2011.

Infografía del carguero orbital europeo ATV. [Paco Arnau / Ciudad futura • 2010]

Shuttle ‘Discovery’: A la sexta va la vencida… con algún sobresalto

Por otra parte, por fin podemos decir que el transbordador espacial de la NASA Discovery ha despegado de Cabo Cañaveral con destino a la ISS en su última misión antes de su retirada definitiva y ha coincidido en fecha, 24 de febrero de 2011, con el acoplamiento del carguero europeo ATV-2 al que nos hemos referido anteriormente. Decimos «por fin» ha despegado debido al hecho de que este vuelo estaba programado en principio para una fecha ya tan lejana como los primeros días de noviembre del pasado año 2010.

Espectacular fumarola alrededor de una de las plataformas de lanzamiento del Centro Espacial Kennedy en los primeros instantes del despegue del shuttle Discovery STS-133 el 24/02/2011 (Cabo Cañaveral, La Florida). [Foto: NASA]

El transbordador norteamericano sufrió toda una serie de demoras consecutivas o despegues aplazados (hasta cinco) por muy diversas causas: aparición de grietas en el tanque externo (ET), problemas informáticos, escapes de combustible… hasta llegar a incidentes tan curiosos (uno de los más recientes) como que a un operario se le cayera una herramienta (calibrador) que hubo que buscar y encontrar en el interior del tanque del Launch Vehicle. Todo un calvario de problemas que afortunadamente se fueron sorteando y parcheando (literalmente en el caso de las grietas) para llegar al final al lanzamiento de ayer 24 de febrero, que tampoco estuvo exento de algunas imágenes a bote pronto inquietantes para aquéllos que vimos la retransmisión en directo y nos percatamos de ello (fotogramas del vídeo de apenas 1 seg de duración poco antes de la llegada del Discovery a la órbita terrestre). Os mostramos el incidente a que nos referimos a continuación, ilustrado partiendo del análisis (nuestro análisis) de uno de los fotogramas de la señal de vídeo en streaming de la propia NASA)…

A falta de más informaciones en el momento de escribir esta entrada, si se trata (como lo que vemos en la imagen superior parece indicar) de un desprendimiento de material ligero de la cobertura aislante del ET, una especie de espuma de poliuretano, no parece que este «incidente» revista gravedad en la medida de que sólo afectaría a la cobertura de este tanque, eyectado antes de alcanzar la órbita, y no las placas cerámicas o de carbono reforzado (en las zonas de ataque) de alta resistencia al calor que recubren la nave tripulada durante el reingreso en las capas altas de la atmósfera, piezas cuya integridad es fundamental para una reentrada segura del Discovery (y de sus tripulantes a bordo) una vez que finalice su misión en órbita.

Suspense ‘versus’ aburrimiento

El despegue propiamente dicho del shuttle (salida de la rampa de lanzamiento) tampoco ha estado exento de suspense a causa de varias paradas de la cuenta atrás debidas a alertas del control de seguridad del lanzamiento y a algún que otro problema en los ordenadores de la misión. Nada que ver con los «aburridos» despegues a que nos tienen acostumbrados las misiones rusas Soyuz o Progress, carentes de suspense o sorpresas de última hora y con un funcionamiento tan rutinario como el de un reloj suizo; por la fiabilidad de su tecnología y también, claro está, por su puntualidad.

Rescatamos una infografía inédita en la Red del transbordador de la NASA (los datos que expresa corresponden al año 2000, fecha de su realización). [Paco Arnau / Ciudad futura • 2000; clic en la imagen para ampliar]

No obstante lo anterior reconocemos, como afirman aquéllos que son admiradores del que fuera en otros tiempos exitoso y bien cubierto de fondos programa espacial de EEUU (ahora ya en plena retirada de los vuelos tripulados y con una NASA sometida a enormes recortes gubernamentales de la Administración Obama en su presupuesto), los shuttle han sido «la máquina más compleja jamás diseñada», con dos millones y medio de piezas. Desgraciadamente también se podría afirmar que las más caras (si excluímos el programa Apolo) y a la vez menos «rentables» en cuanto a resultados. Por no hablar de su más que dudosa fiabilidad; no ya por esta última larga y problemática odisea del Discovery en su último vuelo y otros casos similares sino, sobre todo, por las terribles consecuencias de pérdida de vidas humanas en las misiones de la flota de transbordadores (dos perdidos de un total de cinco), que han elevado de forma brutal la estadística global de hombres y mujeres muertos en expediciones espaciales. Vaya por todos ellos, verdaderos héroes americanos de la exploración del espacio, nuestro recuerdo y homenaje.

«Foto de familia» internacional de la ISS —basada en una ilustración 3D de la NASA— con seis naves acopladas y un nuevo módulo permanente una vez que el transbordador estadounidense ‘Discovery’ esté unido a la Estación acompañando a una nave europea, una japonesa y tres de la Federación Rusa. [Infografía: Paco Arnau / Ciudad futura • 2011]

Gagarin ‘vuelve’ a la órbita en una Soyuz

Para finalizar añadiremos que el tráfico intenso que en estos tiempos está recibiendo la ISS no acabará con las llegadas de naves de Japón, Europa y EEUU. La Federación Rusa, que sigue batiendo el registro de naves en el complejo orbital internacional (1-1-1-3 una vez acoplado el Discovery, como vemos en la infografía superior), lanzará con destino a la ISS una nueva Soyuz, la designada TMA-21 (Expedición 27-28 de la ISS), con dos nuevos cosmonautas rusos y un astronauta estadounidense el próximo 30 de marzo. Probablemente su lanzamiento carecerá de suspense, retrasos, sobresaltos y no será el último de una Soyuz, pero se recordará por otro motivo… Como la misión de la Soyuz TMA-21 estará operativa el 12 de abril de 2011, la efemérides del 50º Aniversario del primer vuelo tripulado al espacio (Vostok 1, URSS, 1961), esta próxima Soyuz tendrá el nombre de Yuri Gagarin, tal y como ha decidido Roscosmos, la agencia cosmonáutica rusa. Así —aunque sea de forma simbólica— el valiente piloto y cosmonauta soviético Yura «volverá» a nuestra órbita medio siglo después de su histórica hazaña solitaria de principios de la década prodigiosa, un gran salto adelante que supuso el primer gran paso de la Humanidad en el Cosmos y en nuestro espacio orbital, ahora tan concurrido.

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Las 30 mejores fotos de Soichi Noguchi desde la ISS (III de III)

PARTE III. A continuación os ofrecemos la tercera y última entrega de la selección de Ciudad futura de las que consideramos las 30 mejores fotografías captadas por el cosmonauta japonés de la JAXA Soichi Noguchi (Yokohama, 1965) durante su reciente estancia en la Estación Espacial Internacional como miembro de la Expedición 23 de la ISS, comandada por Oleg Kótov. El cosmonauta ruso, al igual que el nipón, ha demostrado de forma sobresaliente su maestría en el arte de enfocar con la cámara. [Recomendamos ver al respecto nuestra galería «Oleg Kótov: arte fotográfico en el espacio», con una selección de diez imágenes comentadas].

La tarea de seleccionar 30 imágenes no ha sido fácil en este caso si tenemos en cuenta que —para ser rigurosos— hemos revisado, una por una, más de un millar de imágenes que Noguchi publicó en su galería Astro_Soichi a lo largo de más de cinco meses de estancia en el complejo orbital internacional.

Aquí va nuestra tercera y última entrega con una decena de imágenes: Sigue leyendo

Las 30 mejores fotos de Soichi Noguchi desde la ISS (I de III)

PARTE I. A continuación os ofrecemos la primera entrega de la selección de Ciudad futura de las que consideramos las 30 mejores fotografías captadas por el cosmonauta japonés de la JAXA Soichi Noguchi (Yokohama, 1965) durante su reciente estancia en la Estación Espacial Internacional como miembro de la Expedición 23 de la ISS, comandada por Oleg Kótov. El cosmonauta ruso, al igual que el nipón, ha demostrado de forma sobresaliente su maestría en el arte de enfocar con la cámara. [Recomendamos ver al respecto nuestra galería «Oleg Kótov: arte fotográfico en el espacio», con una selección de diez imágenes comentadas].

La tarea de seleccionar 30 imágenes no ha sido fácil en este caso si tenemos en cuenta que —para ser rigurosos— hemos revisado, una por una, más de un millar de imágenes que Noguchi publicó en su galería Astro_Soichi a lo largo de más de cinco meses de estancia en el complejo orbital internacional.

Hemos dividido la treintena de fotografías seleccionadas en tres entregas de diez en consideración a todos aquellos amigos de Ciudad futura cuya conexión a la red sea más lenta. Sin más preámbulos ni dilaciones aquí va la primera entrega: Sigue leyendo

Thierry Legault: Captar un instante en el momento preciso

El francés Thierry Legault (Elancourt, 1962) está especializado en astrofotografía, una disciplina que requiere maestría y equipo adecuado así como buenas dosis de paciencia y sacrificio. Para captar esta espectacular imagen, tras conocer los cálculos exactos de la trayectoria orbital de la Estación Espacial Internacional (ISS), su banda de visibilidad en el cielo terrestre y las previsiones meteorológicas, el fotógrafo francés tuvo que viajar hasta la localidad castellano-manchega de Saelices (730 habitantes, provincia de Cuenca), a 100 km al Este de Madrid por la Autovía de Valencia [→GoogleMaps]. La fotografía muestra el instante en el que la ISS (a la derecha) y el transbordador de la NASA Atlantis (a la izquierda) —ambos plenamente reconocibles— pasan entre nosotros y el Sol. Chapeau!

Los cálculos previos para una toma de estas características han de ser extremadamente precisos; no hay segundas oportunidades. El tránsito de la ISS a través de nuestra estrella duró poco más de medio segundo (0,54 s) en tiempo real, dado que el complejo orbital se desplazaba a una velocidad de 27.000 km/h a 391 km sobre nuestras cabezas. En la imagen inferior ampliada podemos ver con más detalle la aproximación del Atlantis a la ISS 50 minutos antes de su acoplamiento durante su última misión (STS-132) el pasado 16 de mayo. A la derecha de estas líneas, Thierry Legault preparando otro de sus trabajos en Cabo Cañaveral (Florida, EEUU).

Equipo utilizado y datos de la toma: Objetivo Takahashi TOA-150 (Ø150mm / focal final: 2.500mm), helioscopio Baader y cámara digital Canon 5D Mark II (sensor CMOS de formato completo de 21,1 megapíxeles de resolución; ráfaga de 16 imágenes, 1/8.000 a 100 ISO, iniciada dos segundos antes de la hora prevista). [Foto: Thierry Legault]

+info, imágenes de alta resolución y vídeo del tránsito: Web de Thierry Legault [français]
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Más que mil palabras [21]: La Luna, la ISS y un buen teleobjetivo »

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Oleg Kótov: arte fotográfico en el espacio

Os ofrecemos una selección de diez espectaculares y bellas fotografías tomadas desde la Estación Espacial Internacional (ISS) por el cosmonauta ruso Oleg Kótov (nacido en 1965 en Simferopol, RSS de Ucrania, URSS), comandante de la expedición 23 de la ISS ya de vuelta a casa [como informábamos en nuestra entrada del pasado 3 de junio].

En la imagen de la derecha podemos ver a Kótov trabajando en el Módulo laboratorio de la ISS durante un experimento biológico con cultivos de plantas en el entorno de microgravedad del complejo orbital.

Las fotografías de su compañero de tripulación Soichi Noguchi han tenido un impacto mediático superior seguramente por lo prolífico que resultó ser el nipón con su cámara, captando cientos de magníficas instantáneas que eran actualizadas a diario vía Astro_Soichi. Algo que no resulta nada sorprendente en un japonés, dicho sea de paso. Pero esto ni mucho menos le resta méritos a Kótov, que a través de su galería nos demuestra su pericia y su maestría a la hora de encuadrar, componer y captar instantes verdaderamente bellos y espectaculares desde ese mirador privilegiado que es la ISS. Sigue leyendo

Más que mil palabras [21]: La Luna, la ISS y un buen teleobjetivo

La Estación Espacial Internacional (ISS) pasa por delante de la Luna el pasado 5 de abril. La foto fue captada desde el Centro Espacial Kennedy en Cabo Cañaveral (Florida, EEUU) minutos después del lanzamiento del transbordador espacial Discovery (STS-131) con destino a la propia ISS, que es la pequeña mancha blanca que se observa a la derecha de nuestro satélite.
[Foto: Fernando Echevarría / Cortesía de la NASA]

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Ilustración: La Estación Espacial Internacional [1]

La Estación Espacial Internacional

Ilustración: PACO ARNAU • 2000 (clic para ampliar)


Este trabajo, realizado en el año 2000, corresponde a la vista de perfil (alzado) de la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés), una vez hubiera finalizado su ensamblaje —que aún está en proceso—; forma parte de una serie elaborada en su día para el proyecto Guía visual del Sistema Solar. En la imagen, podemos observar los diferentes módulos que componen la ISS (rusos, estadounidenses, japoneses y europeos); así como sus principales naves de transporte y servicio acopladas: el transbordador norteamericano Shuttle (en el extremo izquierdo), las naves rusas Soyuz (parte central inferior) y la nave de carga y avituallamiento europea ATV (extremo derecho). La ISS está situada en órbita alrededor de la Tierra a una altitud aproximada de 360 km desde que se lanzara su primer módulo en 1998.

* Os propongo un reto: Encontrar en la ilustración la figura de un cosmonauta realizando una actividad extravehicular (EVA, por sus siglas en inglés). Si lo conseguís —no es tan difícil—, es posible que a muchos os sorprenda la verdadera magnitud de la ISS.